Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


¿Política sin diálogo?

26/11/2020

Rejuvenecer la vida política es importante, pero no debe ser concebida como un máster de grado de una facultad, donde se usa al conjunto de españoles como parte de prácticas remuneradas. Llegan inexpertos y sin habilidades demostradas. Y con el tiempo, se trasforman en auténticos profesionales políticos de la palabra, no de la experiencia profesional ni empresarial. Esas habilidades, carentes de formación, los lleva a ese enfrentamiento en el cuerpo a cuerpo con el adversario; sin tener en cuenta el objetivo final, servir a los españoles y no servirse de ellos. La mediocridad de su pensamiento es la base de su discurso político, adornado con la violencia verbal para buscar un acuerdo, impuesto e imposible. Con lo cual, todo político debe saber que la política que deseamos es aquella que pasa de los sueños a las cosas, de lo abstracto a lo concreto y de lo inmoral a lo ético. Solo hay un objetivo: buscar explicaciones sencillas para hechos complejos y que el tiempo no las detenga.
Decir que me gustaría que la vida parlamentaria fuese un espejo del diálogo y que diese lugar a auténticos acuerdos es difícil de explicar en una columna de opinión. No tengo dudas. Pero conquistar algo sin riesgo es triunfar sin gloria y para ello, hay que comenzar observando el comportamiento de la vida diaria de empresarios, autónomos, estudiantes, compañeros de trabajo, familiares y de cualquier ciudadano. El denominador común de todos es el respeto mutuo, sin importarles las carencias. Cada uno, en su ámbito de desenvolvimiento, ha sabido negociar y discrepar, pero también ha conseguido alcanzar acuerdos que han fortalecido su posición, no solo en lo personal sino también en lo profesional. Su base de negociación, a veces, ha visto reducidas sus pretensiones, pero lo han entendido, lo han aceptado y eso les ha transportado a un apretón de manos. 
En la clase política actual, esto es imposible. El insulto, el desprecio a las ideas, los juicios temerarios, la información trastocada, la aparición de rumores falsos, la aportación errónea en desarrollos legislativos, el regreso al pasado no vivido y las afrentas de carácter personal forman parte del teatro de las variedades. Esa falta de diálogo y acuerdos, dentro del ámbito parlamentario, nos perjudica a todos aquellos que deseamos la libertad de educación y el mantenimiento de los centros especiales.