Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


Óvulos o esperma

08/02/2021

Réptiles. Anfibios. Mamíferos. Aves. La cola en la ventanilla de proa se hacía interminable. Por fin había dejado de llover. Las aguas comenzaban a descender. Cuarenta días y cuarenta noches después. Así que todos los pasajeros se afanaban en hacer nuevos planes. Volver a recuperar sus vidas. Sus identidades. La gran desescalada. Ese era el objetivo. La madre de todas las preguntas era otra. Cómo. Tiempo para responder había. Faltaban ciento cincuenta días todavía. Tampoco hoy parecen muchos después de tanto confinamiento. Se sabía que la inundación tardaría en remitir. La subida de caudal había tapado los montes más altos. Pero a los invitados de Noé les faltaron segundos. ¡Yo me siento jirafo...!, gritó una voz en cubierta. ¡Y yo salamandro! ¡Yo, abutardo! ¡Hipopótama! ¡Cocodrila! ¡Comadrejo! ¡Anacondo! ¡Iguano! Había nacido la revolución. El detonante había sido externo. Una paloma. Al menos aparentemente. Quién sabe si aquel animal se notaba lombriz. Se había posado en la barcaza con algo en el pico. No era una rama de olivo. Por supuesto. Mucho mejor. Se trataba de una propuesta de ley. La firmaba un vice mesías. Puede ser que una. No me mal interpreten. La pareja del primer damo de la nueva república bolivariana que amenaza con nacer al oeste del futuro reino de Cataluña. Tratamiento hormonal. Cirugías genitales. Pavoneado protésico. Afeitado de cuernos. Todo resultaría gratis. Hasta las crías de serpiento adquirirían el derecho a autodeterminar su yo aún dentro del huevo. Pero todavía había algo mejor. El procedimiento. Bastaría con apuntarse. También viceversa. En un registro reversible a tal efecto. Ornitorrinca los días impares, por favor. Al menos este mes. Y mejor a media jornada. Se anuncian ventajas fiscales para las empresas que contraten mamíferas endémicas australianas. Y todo sin tan siquiera precisar de informe sanitario. Menudo alivio. Hacía tiempo que el veterinario de a bordo había cerrado la consulta. Se sentía flor de loto. Cuentan que por eso Noé huyó. Sem. Cam. Jafet. Lo hizo con su familia. En el bote salvavidas de popa. Acusado de un delito de odio. Sí. Pero haciendo una promesa. No volver a confiar su arca a nada que no fuera congelado. Óvulos o esperma...