Tenemos un gobierno que se dice progresista lleno de iluminados, pero ahí andamos y andaremos, con una puñetera factura de la luz engordada a cuenta de especulación, tasas y precios políticos... además de un IVA soportado que iguala -sí señor Iglesias-, el de la compra de un yate de lujo. ¿Se acuerda de sus promesas...? De nuevo papel mojado. Iban de matagigantes y se han quedado, como sus socios de gobierno, en látigo de pigmeos. Se han convertido en telepredicadores de cielos cada vez más alejados de la gente, cada día más ajenos a una realidad que acogota a la ciudadanía de a pie, de esa que depende de una nómina y que religiosamente paga el IRPF.
Costó Dios y ayuda que el Gobierno de Pedro Sánchez aplicara el IVA reducido a las mascarillas, ahora parece que será imposible hacerlo con la factura de la luz. Dicen que se resentirían los ingresos del Estado para financiar la sanidad, la educación, la dependencia… Puede que sí, pero, a bote pronto, me da que si redujéramos el número de ministerios y vicepresidencias, cargos, carguitos, asesores, liberados y demás fauna política solo a la mitad -incluidos los staff de los gobiernos autonómicos-, habría bastante más dinero para dedicar a esos servicios básicos. Si acortáramos el número de parlamentarios nacionales y regionales, ya no les cuento.
Basta ya de populismos y demagogias. Ya no cuelan. Criticaron duramente y con razón que los gobiernos del PP y también del PSOE claudicaran ante el lobby eléctrico y la especulación en las subastas energéticas, pero ustedes, están haciendo lo mismo. Mirando a otro lado. Eso sí, nos siguen vendiendo burras pelonas. Han desaprovechado un año para diseñar esa nueva cesta energética y regular el mercado. Tienen instrumentos suficientes, pero es más fácil dar largas y echar la culpa al empedrado.