Estas vacaciones estivales serán muy diferentes a las anteriores. En una situación tan anómala como la que vivimos resulta difícil hacer previsiones. Muy pocos se atreven a cerrar planes con demasiada antelación, ya que existen muchas incertidumbres en el aire.

Todos estamos de acuerdo en apoyar al turismo nacional y consumir productos que se elaboran en España. El gremio de la hostelería es vital para España, y debemos contribuir a que se refuerce como uno de los pilares de nuestro tejido empresarial.

Lamentablemente, la covid-19 está dejando grandes secuelas. Muchos no podrán disfrutar del verano porque ya no están entre nosotros. Posiblemente, las familias que han perdido a un ser querido no tendrán el ánimo suficiente para pensar en su descanso como si nada hubiera pasado. En otros casos, debido a la crisis económica, muchas personas no podrán coger la maleta y salir a pasar unos días a la playa o a hacer turismo de interior. También habrá muchos que, por lo que pueda venir, preferirán ser más conservadores y no gastar el dinero que luego puedan necesitar. Y los hay también que, por miedo a ser contagiados, decidirán quedarse en su casa. En este contexto, los que pueden pasar unos días fuera tienen muchas dudas: no se sabe aún cómo va a evolucionar la pandemia. Aún se desconoce si abrirán las piscinas y en qué condiciones de seguridad. Existen demasiadas dudas sobre cómo estarán las terrazas y restaurantes. Lo mismo ocurre con los hoteles, donde el bufé puede desaparecer definitivamente.

Sin temor a equivocarme, nuestras playas serán testigo de aglomeraciones que no son nada recomendables si queremos evitar el temido rebrote. Algunas imágenes que hemos visto en los últimos días nos preocupan. Tenemos que demostrar responsabilidad y civismo, por nuestra salud y la de los demás.