Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Tiempo de vivir

26/10/2020

Jorge Luis Borges dejó escrito que no estamos hechos de carne y hueso, sino más bien de tiempo, de ese tiempo que no se mide en minutos y días sino que obedece al caprichoso cronómetro de las emociones, un mecanismo complejo que hace que algunos instantes nos resulten eternos en tanto los años centrales de nuestra vida parecieran haber transcurrido en apenas un suspiro. Uno se ve obligado a guardar cola durante una hora frente a la ventanilla de la sección municipal de Tributos y abandona el Ayuntamiento con la sensación vívida de haber envejecido dos años, mas se le antoja insultantemente fugaz ese fin de semana compartido con un par de amigos estrechos a la orillita del mar.
La razón última de ese tiempo subjetivo que no se atiene a una linealidad mensurable sigue constituyendo un misterio ignoto, por mucho que graves científicos nos hablen de zonas del cerebro donde se alojan no sé qué patrones de actividad neuronal que, en su docta opinión, explican cabalmente el asunto. El Gobierno ha impuesto que durante el próximo medio año habremos de estar en casa a la hora de cenar y limitar drásticamente nuestras relaciones sociales, y nos debatimos entre la egoísta pesadumbre de calcular la inmensidad que nos separa de la próxima cena con la cuadrilla en nuestra taberna preferida y la prudente reflexión de dar por bien sacrificados doscientos días a cambio de la posibilidad de poner a salvo un buen número de vidas humanas, entre las cuales bien podría figurar la nuestra. 
Los hay que entienden desmesurado el plazo que ahora se decreta y claman que nos ha sido impuesta una intolerable dictadura, sin reparar en que acaso estén agraviando a quienes tuvieron que sufrir una bien real y opresiva que duró casi cuatro decenios; y son muchos los que ponen alegremente en cuestión las medidas adoptadas para tan largo periodo, aventurando cada cual su milagrosa solución de efecto inmediato. No existen contra el virus, a despecho de lo que algunos se atrevan a conjeturar, certezas fiables ni remedios inmediatos. Los expertos coinciden en que salir de esta nos va a costar tiempo; los de siempre, a buen seguro, lo juzgarán inaceptable, pero otros más lúcidos darán por bueno que todo esto acabe por hacérsenos largo.