Leticia Núñez Núñez

Plaza Mayor

Leticia Núñez Núñez


Vamos a creérnoslo

17/03/2022

Resulta que esta semana varios 'influencers' del mundo del vino de Estados Unidos han venido a conocer las bondades de la Ribera del Duero. Una vez aquí, para muchos la primera, se han quedado impresionados por las posibilidades de  la comarca y sus bodegas. Vamos, que a su juicio, y se supone que entienden, Ribera del Duero no tiene nada que envidiar a Rioja, pero debe trabajar con empeño (y recursos) todo lo referente al marketing y la comunicación. Dicho de otra forma, ya va siendo hora de quitarse de encima la endémica falta de autoestima y creerse (más) el gran potencial que aguarda la zona en general y el sector vitivinícola en particular. 

Porque sí, las cosas se están haciendo muy bien. Ahí está, por ejemplo, el récord de contraetiquetas que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen entregó en 2021. Pero queda camino por andar. Y debería emprenderse por la senda de la COMUNICACIÓN. Aunque parezca increíble todavía hoy son unas cuantas las bodegas que no tienen página web. De redes sociales ni hablamos. Y ya no es que te guste más o menos, es cuestión de estar. Tal cual. No hay elección.

El sector debería intentar cambiar el relato. Dejar de estar callados o de pensar que tienen poco o nada que contar. Cada bodega, por pequeña que sea, esconde una historia de esfuerzo, de sacrificio, de amor a las raíces. Y sí, eso se tiene que dar a conocer.

En ocasiones, quienes trabajan en el terruño no reparan en su envergadura. Como se ha hecho toda la vida así... Como es una tradición que les viene de sus bisabuelos... Como no conocen otra dedicación... Precisamente ahí radica uno de sus grandes valores añadidos: la pasión por las viñas y por un oficio que lleva mucho tiempo fijando población en una tierra que no hace más que expulsar a sus habitantes. Vamos a creérnoslo. Como la Ribera, en ningún sitio.