Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


Éxitos disimulados

13/04/2021

Cuando se haga la historia de estos tiempos, con razonable perspectiva, es más que probable que entre los éxitos más relevantes figuren las nuevas vacunas para combatir pandemias, no solo la de la covid-19. Los avances que la ciencia ha aportado a la sociedad son asombrosos y entre ellos figuran en primera línea las ciencias de la vida, la biomedicina para la salud. Y en ese campo las vacunas son trascendentes. Si Fleming merece ser considerado como uno de los personajes que más aportaron a la humanidad en el siglo XX tras descubrir la penicilina (la mayor contribución a la vida), los científicos que han desarrollado durante los últimos meses nuevos fármacos antivirus están al mismo nivel. Descubrimientos rápidos, eficientes y universales; fruto de cooperación multinacional y de colaboración pública-privada. Un acontecimiento de alcance universal. 
Sin embargo, no parece que hoy seamos conscientes de esa realidad. El despliegue de la aplicación de vacunas más impresionante de la historia (nunca tantas, tan rápidas y tan eficaces) tropieza con recelos, desconfianzas, errores de aplicación, confusiones, que ocupan el espacio público y la conversación ciudadana, desmereciendo la importancia de las vacunas. Demasiado fuego de artificio con poco recorrido aunque ruidoso. 
El fracaso, más bien confusión, por la aplicación de vacunas no viene de los científicos, sino de políticos medrosos, más preocupados por su suerte electoral (por las encuestas inmediatas) que por la eficacia sanitaria. Las vacunas existen, varias, su disponibilidad es cierta, no tantas y tan rápido para satisfacer las ansiedades; pero antes del verano más de dos mil millones de viales estarán aplicados a personas que en su inmensa mayoría (más del 90%) quedarán cubiertas frente al virus. Y cada mes nuevos cientos de millones de personas vacunadas.
Los casandras (profetas de desgracias) que tanto eco tienen en los medios proclamaron desde primera hora que las vacunas no llegarían, que no serían eficaces…Pero llegan, de menos a más, eficientes y generalizadas. No faltan confusiones provocadas por burócratas medrosos y políticos atolondrados, que no escuchan a los científicos; pero la realidad se impone. Hay vacunas y funcionan.