Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Cartas desde un verano distinto (III)

17/08/2020

(El de 2020 es un verano diferente, pero hubo otros que también lo fueron. Desde ellos, llegan cartas).

Querida L.:

¿Cómo estás, amiga? Espero que te esté yendo bien en Bilbao. Yo, aquí en Burgos, todavía estoy acostumbrándome a las cosas. Te escribo hoy porque ayer fue la fiesta del pueblo  y ni tú ni yo estábamos allí para bailar al santo como siempre, y me ha dado un poco de pena.

Ya sabes que vine sola a principios de verano; mis padres y mis hermanos pequeños llegarán en noviembre cuando se recoja toda la cosecha y vendimien. Mi tía me consiguió un trabajo en una casa muy buena para servir. Tendrías que verla, es enorme y está  muy cerca del Espolón y el río. Son un señor y una señora solos y parece que bastante ricos, sus hijos son mayores y viven fuera.  El señor es abogado o algo así y no para en casa y la señora está todo el día haciéndonos trabajar sin sentido a las tres chicas internas que somos. Por lo menos no nos obliga a ir vestidas de doncellas como les pasa a otras que he conocido. 

No me gusta mucho como me trata ni tener que hacer cosas por hacer. Figúrate que todas las noches nos obliga a desvestir las sillas del comedor y, por la mañana, volverlas a vestir de nuevo. Hace un mes, llamó a la puerta el señor que vende arena para limpiar la cocina económica y tuve que pagarle yo, porque la señora me dijo que no tenía suelto.  Y nunca más se supo, y eso que gano poquísimo.

Estoy todo el día aquí metida, menos los jueves por la tarde que tengo libre. Salgo con mis compañeras a dar una vuelta y nos encontramos con otras chicas que han venido a servir también; vamos al cine, al baile o a ver los escaparates. A veces, hablamos con los chicos que están haciendo la mili y que también les dejan salir por la tarde; hay un montón, algunos muy guapos.

Hay días que me entran muchas ganas de volverme al pueblo, pero dice mi hermana que aguante un poco, que en septiembre van a coger gente en su fábrica. Espero tener suerte y verlo todo mejor cuando lleguen mis padres y vivamos todos en la buhardilla de San Esteban que han mirado.

Ya sé que tú estás bien en Bilbao. Me dijo tu prima que te habías colocado en una fábrica y que estabas muy contenta. Tengo muchas ganas de verte y de que podamos estar juntas en el pueblo algún día muy pronto.

Un beso amiga. J.

Burgos, 17 de agosto de 1961.

Salud y alegría.