Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Ayuda humanitaria

07/03/2022

La atención internacional centrada en la invasión de Ucrania sigue atrayendo la atención de los ciudadanos y el dolor de sus corazones, con unas instituciones dispuestas a prestar su ayuda a quien salga del país, como está ocurriendo a través de la frontera de Polonia, pero sin una coordinación clara ni un teléfono único donde quien llegue, en su mayoría mujeres con niños, desoladas, cansadas, aturdidas, dejando atrás a familiares y sin conocer el idioma, puedan recurrir de forma inmediata para asuntos como alquilar un piso o resolver sus primeras necesidades. Esto es misión imposible.
España ha mostrado su solidaridad incondicional pero es preciso pasar de las declaraciones a lo efectivo, también las ONG que reciben ayudas públicas, como es organizar esta recepción a todos los niveles, independientemente de la alta política como país miembro de la UE donde, salvo diferencias de parte de los socios de Gobierno -desde criterios comprensibles- está adoptando medidas que cuentan con un respaldo amplio de los grupos parlamentarios. Es complejo entender cómo la OTAN, que no puede intervenir en Ucrania, al no pertenecer a la organización, no refuerza las fronteras como efecto de disuasión y son los países los que armen a civiles para que se enfrenten a un ejército organizado y sólido como el invasor. 
Y el miedo es libre, en el aire queda la posibilidad de que apriete el botón nuclear el presidente Putin, quien tiene ambiciones de compactar la que fuera Unión Soviética, sin respetar las pretensiones democráticas y libres de algunos países que la conformaban durante la dictadura y ahora aspiran a ingresar en las instituciones europeas. El precedente es parecida a la actitud mostrada por Adolf Hitler. 
No se ha salido de la pandemia y los ciudadanos se enfrentan a esta situación con la demostrada repercusión en los precios de productos energéticos o alimenticios, lo que afecta a las mermadas economías medias. Hay quien se pregunta con razón ¿qué más nos puede ocurrir en estos dos últimos años aciagos?.
Por si fuera poco, no cesan las mentiras, medias verdades o desinformaciones sin pruebas de este incomprensible ataque de Rusia a Ucrania, después de es conocido que al exagente del KGB le gusta influir en políticas de otros países desde la desinformación, por lo que hay que volver a aconsejar que se observe todo desde una visión crítica para no ayudar a difundir los bulos, como que en Ucrania se están desarrollando «armas biológicas financiadas por EEUU», lo que supondría una de las causas por las que Putin ha iniciado la guerra, o vídeos de explosiones que corresponden a otras fechas y países. Bastante se tiene ya con vivir de cerca lo que ocurre, indefensos, como para que la amargura sea mayor por la distorsión de la realidad. Esta ya la relatan los periodistas, algunos pagándolo con su vida, que informan desde los lugares donde se producen los hechos, aunque el trabajo no se vea siempre bien recompensado, en primer lugar, por quien se beneficia de una información de calidad.