Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


Anomalías de Estado

04/03/2021

Decía Alan Moore, «nunca abandones tus principios, ni siquiera en presencia del apocalipsis». La solución a la actual crisis no es difícil, tan solo es necesario que la clase política se nutra de principios de estado y sentimiento de nación, cuestión que no se adquiere ni en coche oficial ni en despacho. Para ello es necesario entender al mundo empresarial y desarrollar un marco social y económico que dé confianza y valor a la riqueza productiva y desincentive la improductiva. Déjense de percibir las ganancias de los empresarios como parte de prácticas fraudulentas o de incumplimiento de leyes fiscales, son fruto de su trabajo y de su riesgo. 
Todo lo que se mueve alrededor del debate político tienen trascendencia en el mundo empresarial y es lo que los políticos deben de tener en cuenta. Tenemos una clase política populista, que ven en la empresa su objetivo a golpear y eso es percibido por empresarios e inversores. No ven segura a esta España para desarrollar proyectos empresariales a futuro o para mantener lo actual, puesto que observan un hostigamiento sistemático a las formas del estado. Esta situación, alentada por determinados dirigentes, unido a una serie de anomalías como es el ataque al Poder Judicial o la Monarquía, derogación de la reforma laboral, presupuestos cargados de subidas de impuestos, reclamación de la nacionalización de las empresas, subida del salario mínimo, reducción de la jornada laboral a 4 día, saqueos a comercios, desahucios y derogación de normas para repartir el fondo de la UE etc., nos hacen percibir una España llena de anomalías, basadas en inseguridad jurídica, que lastra la iniciativa de vender una nación atractiva. Problema importante de cara al futuro, puesto que en el corto plazo tenemos la necesidad de apostar por la inversión exterior. El Estado irá decayendo en su inyección de liquidez en la economía y buscará la manera de competir por la financiación de proyectos en determinados mercados y será entonces cuando el inversor y las entidades financieras no querrán comprometerse con nuestra realidad. Su deber es incentivar el mundo empresarial con reducción de impuestos, cotizaciones o subvenciones directas. 
Quienes están embriagados de poder populista, cuando vean un negocio exitoso, es de alguien que tomó alguna vez una decisión arriesgada, ese alguien es un empresario.