Rafael Barbero

Lo que de verdad importa

Rafael Barbero


No estamos a la altura

20/11/2022

Probablemente usted no sea consciente de quiénes son y qué labor desarrollan la Asociación Autismo Burgos, la Fundación Lesmes, el Banco de Alimentos de Burgos o la Asociación Burgalesa para la Rehabilitación del Juego Patológico. Caso de que así sea tenga en cuenta que Autismo Burgos desarrolla proyectos que mejoran la calidad de vida de casi 400 personas con trastorno del espectro autista a la vez que genera conocimiento científico de primer nivel en este ámbito. Que la Fundación Lesmes trabaja por la integración socio-laboral de personas en riesgo de exclusión en programas tales como la erradicación del chabolismo, el Centro de Integración Social (CEIS) para personas sin techo o el Programa de Apoyo a Familias a través del cual da soporte a más de 200 menores en riesgo por pobreza o desatención. Que el Banco de Alimentos de Burgos gestionó en 2021 más de 3,2 toneladas de alimentos que llegaron a 8.478 personas sin los recursos necesarios para poder comer. Y que la Asociación Burgalesa para la Rehabilitación del Juego Patológico ofrece terapia para más de 100 jugadores y sus familias consiguiendo no solo que el jugador salga de la adicción sino también evitar las situaciones de estrés, dependencia, frustración y culpabilidad que sus familiares soportan. Y como estas cuatro existen varias decenas de entidades sociales en la provincia de Burgos que mejoran la vida de personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social.

Y es que hasta que el destino te acerca de forma directa con una persona con discapacidad física o psíquica, con una persona que no cuenta con los recursos necesarios para poder cubrir unas mínimas necesidades o que ha caído en las redes de la adicción, no prestamos atención a un mundo, el de las entidades sociales, que no solo consiguen mejorar inmensamente la calidad de vida de estas personas y sus familias sino que también permiten que el resto de la sociedad se beneficie evitando situaciones que pueden llegar hasta la puerta de nuestras casas. Y no hay más que visitar San Francisco, la meca de la tecnología y la riqueza, para observar a miles de sin techo vagando por sus frías calles sin la mínima atención, algo que en nuestra sociedad burgalesa apenas ocurre.

Porque, ¿cuántos centros de atención a discapacitados ha visitado usted?; ¿Cuántas familias de adictos conoce y apoya?; ¿Con cuántas personas sin techo ha tenido una conversación preguntándoles qué sienten? ¿Qué necesitan? Da la impresión de que los ciudadanos entienden que el apoyo a estas personas, porque son personas igual que usted y que yo, lo deben realizar las administraciones públicas. Y que es suficiente con los impuestos que pagamos para contribuir a mejorar la equidad de nuestra sociedad. Y nada más lejos de la realidad. NO ESTAMOS A LA ALTURA. 

Las administraciones públicas hacen una excelente labor en este sentido. Cuentan con áreas y equipos de personas especializadas en la atención social que, conscientes de que es imposible atender todas las necesidades de forma directa, apoyan de forma decidida a las entidades sociales que ofrecen estos servicios. A día de hoy, la Junta de Castilla y León destina más de 200 millones de euros a Servicios Sociales y el Ayuntamiento de Burgos mas de 30 millones. Pero no solo aportan recursos económicos, también gestionan un sinfín de programas en colaboración con las entidades sociales que favorecen la atención a colectivos desfavorecidos. Y todo ello con un mínimo apoyo de la sociedad civil ya que son sólo unas pocas personas y empresas las asumen su papel de búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria. 

Para que esta situación cambie es necesario que en los centros educativos se desarrollen obligatoriamente proyectos en colaboración con entidades sociales que permitan que los niños tengan contacto con distintas realidades. Que existan más incentivos para que los adultos dediquen una parte de su tiempo y de su dinero a ayudar a quien tiene necesidades (ya hoy de cada 100 euros que aporta una persona a una entidad social recupera 80 en su declaración de impuestos). Y que nazcan fórmulas efectivas de comunicación y sensibilización que pongan en valor el trabajo realizado por estas entidades. Es una responsabilidad de todos que no podemos olvidar.