Seguro que está en la memoria de muchos de los que lean esta columna. Era el 11 de julio de 2010. Un zapatazo de Andrés Iniesta subió varios grados el termómetro de la confianza de los españoles en sí mismos. Después levantó su camiseta para que todo el mundo pudiera ver su homenaje a un compañero, Dani Jarque, fallecido de forma trágica. El gestó humanizó al jugador y demostró la capacidad del fútbol para ir más allá. Mucha gente se interesó por la muerte súbita en el deporte. La demanda de mayor prevención en la materia llevó incluso a la extensión de los desfibriladores en otros lugares que no eran exclusivamente vestuarios de fútbol.

Hoy empieza la fiesta cuatrianual del deporte rey en Qatar. Este país, que geográficamente parece un pequeño grano en plena península arábiga, no es más que la punta de lanza del intento de lavar la cara al medievo islamista. Los edificios de su capital Doha apuntan al cielo como los nuevos minaretes de un estado que avanza en el mundo repartiendo la única doctrina a la que nadie pone peros: el dinero.

Pero detrás de la fachada distópica de sus torres y sus estadios futuristas, sus dueños miran más hacia atrás que hacia adelante. Además, está más que documentado cómo 'engrasaron' a la corrupta estructura del fútbol (la FIFA) para que su candidatura se impusiera a países como Gran Bretaña (cuna del fútbol) o Estados Unidos. 

Trabajadores tratados como ganado, de los que varios miles han muerto en estos años de febril construcción de su trampantojo publicitario. Mujeres y minorías sexuales perseguidas... 

Parece que el éxtasis del fútbol estará, una vez más, por encima de todo. Cuando el balón empiece a rodar, solo habrá pasión y colores. No estamos muy acostumbrados a que los futbolistas salgan de sus torres de oro y se interesen por algo más allá de cuánto van a cobrar por sus goles. Pero ¿se imaginan al Iniesta de turno enseñando la camiseta arcoiris cuando meta el gol definitivo o alguna protesta en defensa de los derechos básicos de las mujeres qataríes para que puedan vivir vidas productivas e independientes? No creo que veamos ese auténtico 'golazo'. El del triunfo de la libertad y de la igualdad.