Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Marca España

23/04/2023

Despedimos una semana que me ha dejado con dos pellizquitos de tristeza. Uno, ese vídeo de Nadal anunciando que no estará en el Masters de Madrid. Séptima renuncia por ese psoas ilíaco que nos duele casi a todos.

Porque Nadal es un poco de todos. Los últimos 18 años de nuestras vidas han venido trufados de ese orgullo que nos produce cada una de sus victorias. ¡22 en Grand Slams! 

Con 36 años, llevamos tres meses echando de menos sus raquetazos en la pista, su infatigable espíritu de lucha, su hercúleo brazo izquierdo, sus victorias, su saber ganar… también su saber perder. Todo en él es una lección de vida. Impecable, hasta en momentos duros, muy duros, como éste cuando no da con la tecla para volver a disfrutar, para volver a ser ese deportista voraz que ama competir por encima de todas las cosas. Sólo él sabe cuánto dolor, cuánto sufrimiento lleva soportando estos últimos años. Ojalá sepa también lo inmensamente agradecidos que estamos por ese afán incansable por ser el mejor que tantos ratitos de felicidad nos ha brindado. Con lo caros que están a veces los momentos de felicidad. 

No sé si se puede nombrar a un deportista Patrimonio de la Humanidad, pero si alguien lo merece, seguramente sea él. Como merece también volver a su arcilla parisina, a por otra Copa de los Mosqueteros, la 15. A poco más de un mes para Roland Garros, Rafa aún no ha pisado un torneo de tierra, pero, no creo que nadie ose descartarle. ¿Recuerdan lo del Cid ganando una batalla después de muerto? Pues eso.

Ni pensar quiero el día que Nadal anuncie lo que esta semana ha comunicado Joaquín. ¡Ay! En otro estilo, también Joaquín es Marca España. Y aquí va mi segunda lagrimilla, porque si caros están los ratitos de felicidad, no les digo los de risas. Joaquín nos los ha regalado a miles.

En los 9 partidos que le quedan, y que le pueden convertir en el futbolista con más partidos en Primera, va a ir de ovación en ovación. Y, ¿quién sabe? Lo mismo, hasta del Pizjuán, el campo del eterno rival. Quizás sólo él pueda conseguir algo así. 

Acostumbrados a verle reír, nos impresionó verle llorar. No podía parar. No es fácil jubilarte de algo que te apasiona ¡con 41 años! Un niño para la vida. ¿Un tipo gracioso? Muy gracioso. Echao p'alante, salao, fresco, también en la televisión. Pero sobre todo un futbolista genial. Puro arte. Y como él mismo dijo, su arte es «una ventana hacia la eternidad». Ahí es nada. ¡Musho Joaquín! Y más Nadales, y más Joaquines, aunque los dos tienen pinta de ser irrepetibles.