Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Cerrado por verano

21/07/2021

No se sabe que fue de aquellas ovaciones diarias que durante la primera ola de la pandemia recibían nuestros sanitarios a las 8 de la tarde. Primero se apagaron los aplausos, luego se olvidaron las promesas de reforzar las plantillas y mejorar sus condiciones de trabajo y ahora, con la quinta ola encima, el Sindicato de Enfermería SATSE pide a Sanidad que «empiece a mimar a los profesionales sanitarios porque Burgos no puede permitirse que se marche ni uno más». A los pacientes, viendo este panorama, no nos queda otra que echarnos a temblar.

Una de las consecuencias más preocupantes de la situación actual es la deficiente atención que el sistema sanitario está prestando a las patologías no covid, que se agrava con cada nueva oleada que requiere de la concentración de recursos y personal en una sola tarea. Se cierran quirófanos, se suspenden consultas, se retrasan diagnósticos y es muy difícil conseguir una cita incluso en Atención Primaria, algo que se complica aún más si el trabajo u otras circunstancias obligan al paciente a acudir al médico por la tarde ya que durante los meses estivales los centros de salud van a permanecer cerrados en este horario y, por lo tanto, las consultas se suspenden.

Al parecer, según explican desde la gerencia de este servicio, la modificación de horarios se realiza a petición de los profesionales. No me extraña, me pongo en su lugar y entiendo lo complicado que debe ser atender cada día a más enfermos partiendo de una base de déficit de personal, porque la Atención Primaria en nuestra ciudad lleva una década con muchos menos médicos de familia de los necesarios, situación que cada año que pasa va a más si tenemos en cuenta que las jubilaciones ya triplican a las nuevas incorporaciones.

Lo que no se comprende es la gestión que está realizando la Consejería de Sanidad de la Junta que sigue sin cubrir vacantes, ni bajas y nos obliga a ser atendidos cada vez por un profesional diferente a nuestro médico de familia, hurtándonos el derecho a una atención médica de calidad. Tampoco se entiende que, ante esta situación, los ciudadanos sigamos sin manifestarnos para defender la sanidad pública cuando es evidente que se encuentra en serio peligro.