Félix Escribano

Luces Largas

Félix Escribano


Cinco rosas

01/01/2023

Repasando este año, la verdad, no se queda uno muy a gusto. Esto de habernos acostumbrado a que estamos en guerra, y además asumir que no se puede hacer nada para pararla… lo llevo muy mal. Por no hablar del radicalismo a escala mundial y de la crispación a escala nacional… esto también lo llevo fatal. Pero bueno, no he venido yo aquí a arreglar el mundo, así que me voy a fijar en otra noticia más cercana que, de otra manera, también es una mala noticia: en unos días cierra el Viva la Pepa. Un lugar que nos ha acogido durante más de una década, en el que muchos (unos más que otros…) nos hemos sentido a gusto. Y que ha generado mucha vida urbana, mucha vitalidad en dos espacios importantes de la ciudad, por un lado, el paseo del Espolón, y por otro, la plaza de la catedral, de la que hemos podido disfrutar de otra manera. Tanto los burgaleses como los que nos han visitado. Porque disfrutar de una ciudad no es solo ver sus monumentos, es sobre todo sentirse a gusto. Y todo esto es algo que hay que valorar y agradecer a muchos hosteleros y también a muchos comerciantes que contribuyen a hacer nuestras calles más amables. Y que nos lleva a una reflexión: tiene que ser complicado esto de la hostelería para que cierre un negocio que desde fuera a todos nos parece el mejor sitio…

Además, esta mala noticia me ha hecho recordar los inicios de estos mismos hosteleros, y me ha llevado a los años 90, cuando el entusiasmo del concejal José Sagredo consiguió recuperar el castillo para la ciudad. Allí empezó Juan y sus compañeros de viaje (recuerdo que su sociedad se llamaba Cinco rosas), primero en el vagón y luego en el Mirador, cuyas obras yo acababa de dirigir. Por eso, recuerdo con nostalgia ese ambiente amable y acogedor que consiguieron crear en aquel primer restaurante. Luego llegaría el Quinta Avenida, otro lugar de culto, y el incendio… pero esa es otra historia.

En cambio ahora da mucha pena subir al Mirador. Hace ya tiempo que se cargaron aquel primer espacio, y no dudo que ahora tenga otro público, pero yo desde luego si entro a tomar algo, al tercer reguetón ya no aguanto más y me voy enfadado. Es lamentable no poder disfrutar de otro lugar emblemático de la ciudad. Y como vemos, todo depende del que está detrás de la barra y detrás del negocio…    

Bueno, pues eso, que se termina este año y empieza otro… a ver qué tal se nos da. Espero que el sustituto del Viva la Pepa no sea una franquicia de comida rápida. Espero también que el Castillo recupere de nuevo la vitalidad que tuvo, gracias al ilusionante proyecto que el Ayuntamiento va a licitar pronto. Y puestos a pedir… espero que se termine la guerra, ¡por favor!