Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Fútbol pero sin alma

08/06/2020

No me gusta nada la expresión nueva normalidad, pero aunque ni siquiera hayamos llegado ahí, hoy estrenamos fase 2, casi nada va a ser normal durante ¡muuucho tiempo! Tampoco será normal el fútbol, pero, qué quieren que les diga, nunca en mi vida había tenido tantas ganas de volver a ver fútbol, quizás sea porque no recuerdo una época tan larga con el balón sin rodar, o porque el regreso del fútbol es el de un pedacito de nuestra vida de antes, la normal, la que tanto añoramos, la que aspiramos a recuperar.

Nos tendremos que conformar con verlo en la tele, pero le faltará el alma, la afición, y esa ausencia se va a notar. A veces, bien lo sabemos ahora, no echamos de menos a alguien hasta que lo perdemos. Pues el silencio, la frialdad de los campos vacíos, las gradas solitarias van a poner aún más en valor el papel tan importante que juegan los aficionados en el deporte rey, en los equipos. No hay más que ver la escasez de victorias locales en la Bundesliga. El jugador número 12 sólo está convocado en el sofá. Sin su aliento el fútbol será un poco como Sansón sin su cabellera.

Y no critico que el presidente de Las Palmas quisiera ser el pionero, que la afición pío-pío entrara al campo y de paso vender Canarias, fase 3, como destino seguro, pero la verdad, creo que no toca, no todavía. Aunque las islas afortunadas lo son en esta situación más que nunca, el fútbol tiene su propia fase, la de todos iguales.

Y es verdad que no podremos ir al fútbol aunque se pueda ir a discotecas, pero reunir a miles de personas en el mismo lugar, llegando juntos, cerca de unos futbolistas que viven (fiestas irresponsables al margen) en una burbuja de medidas de higiene y tests, yo aún no lo veo. Pero celebro su vuelta y lo disfrutaré a través de una pantalla, una Liga por cierto impredecible.

Ojalá pronto podamos ir a los campos, a todos, pero yo al primer sitio al que quiero ir es a Burgos, a ver a mi madre.