Estamos a menos de un mes para que termine este año y, como sucede en la mayoría de los trabajos, nos encontramos con la difícil tarea de hacer balance de cuentas. Esto también lo solemos realizar a nivel personal; pero eso, como la palabra misma indica, es personal. Respecto a la valoración que podemos efectuar los ciudadanos, en cuanto a lo que nos atañe a nivel más común, seguramente deberíamos llevarlo a cabo en relación con el funcionamiento de los servicios y avances (en el caso de que se hayan tenido) por parte de nuestros ayuntamientos. 

Veamos el caso de la capital de la Ribera (con todos los respetos a los ayuntamientos de los pueblos que componen la comarca, pero de los cuales no puedo comentar ya que no dispongo de información, aunque supongo que habrán hecho los deberes como se esperaba). En lo que respecta a nuestro Consistorio, creo que el balance de cuentas no va a ser muy positivo. Quizá con esto me aventuro a dar una opinión, pero el hecho de que gran parte de Aranda esté de obras así lo indica. Unas obras que parecen interminables, de las cuales no se aprecian los avances (de manera notable) y que causan muchas veces un caos circulatorio, además de los inconvenientes a los residentes de estas zonas y los comercios que allí se encuentran.

Es cierto que cuando esta gran inversión termine, las zonas quedarán dignas de una gran ciudad (seguramente para eso se está invirtiendo). No obstante, existen muchas zonas totalmente abandonadas, sin alumbrado, ni papeleras, ni bancos donde poder sentarse… aunque no toda la culpa es del Consistorio porque muchas veces los ciudadanos parece que olvidamos la utilidad del mobiliario urbano. A menudo la estampa de contenedores y papeleras es lamentable.

Igualmente, hoy es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Para todas ellas debe ir nuestro reconocimiento, respeto y empatía. Hoy y todos los días.