Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Tránsito

30/05/2022

Si es usted una persona afortunada tal vez haya podido estar alguna de estas noches en pleno campo, o cerca de él, escuchando ya una sinfonía de grillos. De la misma manera, puede que se haya despertado a la mañana siguiente en el mismo lugar rodeado del chillido y canto de decenas de pájaros. 

Si su suerte es solo moderada quizás haya visto desde el coche los campos de cereal comenzando a virar del verde al amarillo. Si el espectáculo se da en una loma, y el día es ventoso, puede que haya contemplado el oleaje de las espigas, ese mar de Castilla.

Si, por la circunstancia que fuera, no le ha sido posible salir de la ciudad, tal vez se haya acercado a la Plaza Mayor y visitado la Feria del Libro, paseado entre casetas y páginas, charlado con algún conocido e incluso hablado un rato con algún autor. 

Todas estas escenas, indefectiblemente, marcan por aquí un momento único en el año: la primavera. Y es único porque no se trata de un periodo de tiempo ni una estación, sino más bien de un instante, concretamente este. El tránsito del invierno sin contemplaciones al verano inmisericorde sucede, más o menos, esta semana, en punto. Hay que estar atentos porque se trata de una tierra de nadie brevísima en la que si uno se queda una tarde en casa se lo pierde. Es el tiempo en que todavía es difícil olvidarse del invierno y aún es complicado hacerse a la idea de lo cerca que está el verano; en el que los rosales de los jardines están a punto de estallar en flores y también muy cerca de marchitarse. Es el instante decisivo cargado de promesas, en el que todo está por llegar, pero que a la vez es el anuncio de la decadencia inminente. Es el lapso en el que quizás Burgos es menos Burgos, un momento en el que no sabe muy bien qué hacer con tanta vida. La falta de costumbre.

Sin agobios, pero sin retraso, le recomiendo no deje pasar esta ventana asombrosa, este espectáculo para los sentidos y tome las calles, paseos, el campo o lo que tenga delante.

Recuerde, eso sí, que en medio de esta naturaleza desbocada puede sorprenderle una virulenta tempestad de pelusas de chopo. Pero eso también es nuestra primavera y tampoco dura mucho.

Salud y alegría.