Belén Marticorena

Sobreviviendo en la Jungla

Belén Marticorena


Congresos

24/06/2022

Ser congresista es una experiencia muy recomendable, creo que incluso debería ser obligatorio asistir a uno a lo largo de nuestras vidas. Tal vez este gobierno tan chisposo podría plantearse también apoyar y regalar un congreso al año por ciudadano, algo así como las ayudas que se sacan de la chistera últimamente y que tan poco efecto tienen en todos nosotros.

No hay duda que viajar a una ciudad distinta para encontrarte con profesionales de tu mismo gremio siempre es algo positivo. El reunirte con representantes de toda España e incluso del extranjero en un destino atractivo te coloca en una situación de irrealidad que te hace soñar y te devuelve la ilusión de vivir. Durante unos pocos días estás en un mundo paralelo, rodeado de personas con tus mismos o parecidos problemas, que te entienden y con los que no hace falta dar muchas explicaciones porque pasan por lo mismo que tú a diario. 

Los congresos generan un vínculo común entre sus asistentes, una corriente de energías que circulan hacia los mismos objetivos. Al final te sumerges en una especie de terapia colectiva, donde poner en común los dramas habituales nos ayuda a soltar lastre y sentirnos un poco más comprendidos en esta locura de sociedad.

No hay un solo congreso que no me haya aportado, transmitido o implementado algo en la vida. Sinceramente, nunca ha sido el ansia de conocimiento lo que me ha llevado a acudir, ha sido más el hecho de viajar y conocer España con mis compañeros y eso a estas alturas de mi vida ya no tiene precio. Realmente en los congresos, como si de un reality de la tele se tratara, es donde he conseguido, en el menor tiempo posible, fraguar las mejores y mayores amistades de mi vida. He trabajado, bailado, conspirado, aprendido, sufrido y reído como en ningún sitio, y mis recuerdos sobre cada reunión se hacen cada día más exagerados y felices. Bendita memoria de pez, que ya solo recuerda lo bueno y además lo convierte en leyenda. Sin lugar a dudas, Burgos como ciudad de congresos, no tiene competencia posible. Recogida, hermosa, mágica y única. Y no olviden nunca la norma sagrada para poder asistir: Todo lo que pasa durante esos días en el congreso, se queda en el congreso para siempre.

ARCHIVADO EN: España, Burgos, Reality show