Samuel Gil Quintana

Libre de marca

Samuel Gil Quintana


Bilis

13/07/2020

Llueve en Burgos, al otro lado del cristal. Si no fuese verano, tampoco me sorprendería. Pero hacía tiempo que no llovía de forma intensa. Pocas cosas me gustan tanto como contemplar la lluvia a través de una ventana. Me siento a salvo, como si la hostilidad del mundo no pudiese hacerme nada.

En el mundo hay personas hostiles porque la bondad y el respeto aburren. Quien más, quien menos, ha crecido en torno a ese falso pensamiento. En el colegio, el abusón de la clase era el líder. En el instituto, las chicas siempre se fijaban primero en los chicos malos. Hasta hace no demasiado la hostilidad se movía solo en la sociedad de la calle: la única que había. Pero ahora existe otra sociedad: internet, que alcanza su máxima expresión en las redes sociales. 

El pasado 1 de julio, minutos antes de arrancar el evento de presentación de la nueva temporada del Burgos Club de Fútbol, pude leer un tuit de un aficionado blanquinegro que, indignado, trataba de comprender por qué, si el evento no había siquiera comenzado, se sucedían tantos comentarios negativos en las redes sociales. El mensaje, textual, decía lo siguiente: «Joder. No se ha presentado ni nada, ni sabemos nada y solo sabéis comentar para criticar o poner alguna objeción. De todas maneras sois la ostia. Nunca y repito NUNCA estáis satisfechos. Sois jodidamente perfectos en vuestras vidas. Acojonante»

Algunos de esos comentarios cuestionaban la presencia de Sinsinati, un grupo de música español que en solo tres años de trayectoria ha sido disco de oro, doble disco de platino y número uno de la radio en nuestro país. ¿Su pecado? No ser burgaleses. La mayoría, silenciosa, se dedicó a disfrutar de su actuación sin hostilidades. Los haters dirán que la crítica es un derecho necesario. Claro que lo es. Hasta que se convierte en bilis.