Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Trastornos del malvivir

03/04/2023

La mala salud está de moda. Sobre todo la mala salud mental. La pandemia la ha puesto en el candelero de la cháchara cotidiana. Todos los días hay expertos e inexpertos que lo proclaman. Pero en realidad llevamos décadas así. Empezó en la postmodernidad, una era de la historia que duró desde mediados del siglo XX a principios del XXI, en la que la contradicción entre lo deseable (todo) y lo posible (nada) se adueñó del supermercado de la felicidad. Fueron tantas las ansias de tenerlo todo y ya, que acabamos cometiendo y padeciendo estrés y prisas, insatisfacciones y frustraciones, excesos y riesgos. La mercadotecnia llenó la caja y la publicidad puso el lacito a esa enorme bombonera, sin atenerse a las leyes del colesterol. 'Trastornos del malvivir', podríamos llamar a esa enfermedad colectiva que asoló el mundo. Una pandemia anterior a la gran pandemia, pero silenciosa y sin vacunas. Y cuando creíamos que habíamos llegado al límite, que lo light, lo soft, lo lento y sano triunfaría, el hipermercado se adueñó de ello y lo comercializó. 

Todo se vende en el hipermercado de la felicidad, hasta los trastornos del malvivir. La pandemia lo expresó con elocuencia desmedida, escandalosa incluso. Aunque, bien pensado, ¿y si eso nos sirviera para reflexionar? Quizá sea útil constatar que la mala salud, incluyendo la mala salud mental, es una realidad humana auténtica, y quizá ahora, además de preocuparnos, nos ocupe. Para ello, lo primero es aprender a distinguir entre el derecho a la salud y el derecho a la enfermedad. Todos tenemos derecho a estar enfermos, a que se nos reconozca y atienda. Pero no tenemos derecho a la salud, ese es un estado transitorio que no tiene remedio.

En medicina sabemos que no hay paciente más difícil de curar que el que no está enfermo. Muchas personas con trastornos del malvivir acuden al sistema sanitario para resolver problemas que no son enfermedades, con lo cual las personas enfermas de verdad no son bien atendidas.

Esta semana, el Dr. Verde-Montenegro lo denunció en una conferencia lúcida. Pero me temo que aunque muchos lo oigan, pocos lo escucharán, y menos aún cambiarán sus ansias de salud por la aceptación de que la enfermedad es nuestra condición más misteriosa, pero también la que nos impulsa a indagar, a colaborar, a compartir, a ser más auténticamente humanos.

Ojalá que estos ingratos 'Trastornos del malvivir' que asolan a la humanidad hipermoderna, nos ayuden a lograr una nueva vida menos mala y más buena.