Guillermo Arce

Plaza Mayor

Guillermo Arce


Villafría, aeródromo militar

09/06/2022

En su día se diseñó y construyó con la esperanza de unir Burgos con los principales destinos nacionales e internacionales. También se habló de una terminal de carga de mercancías de referencia para las principales multinacionales del entorno y de un aeropuerto base para compañías aéreas. Ni lo uno, ni lo otro, ni lo de más allá, pese a los millones desembolsados por Ayuntamiento (y Junta) para retener vuelos regulares. Villafría se ha transformado en una escuela internacional de pilotos y, en los últimos días, en escenario de ejercicios militares aerotransportados, rememorando los usos que en su día tuvo el viejo aeródromo. A algunos les molesta, les incomoda ver aparatos maniobrando sobre sus cabezas de día y de noche, pero casi son mejores estas soluciones alternativas que el despegue y aterrizaje de aviones vacíos a un coste altísimo para el contribuyente burgalés. 

Villafría cumple 14 años de servicio el 3 de julio y las instalaciones lucen casi tan nuevas como el día de su inauguración. Apenas hay vuelos civiles y, lo que es peor, el ciudadano se ha resignado a que apenas los haya en un futuro próximo. Es más, Villafría nunca ha llegado a entrar en la dinámica de viajes del burgalés medio, ni en la red de transporte aéreo nacional. A decir verdad, tampoco lo ha hecho el tren, salvo que la inminente llegada del AVE cambie esa tendencia... 

El debate en torno a la demanda de las grandes infraestructuras públicas para Burgos (tan recurrente y fácil) también debe tener en cuenta que cuando éstas se hacen finalmente realidad, ni son operativas, ni se cubren con los servicios adecuados, y terminan por no usarse. El despilfarro de fondos públicos es monumental y Burgos no gana, deja pasar oportunidades en favor de otras provincias y, paradójicamente, queda más aislada, en la cola de las comunicaciones.