Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


After Earth

10/03/2023

Hace mucho tiempo, alguien dijo que las películas se dividían entre dos grupos: las que te gustan y las que no. Desde un punto de vista del espectador, la frase es genial pero con una limitación: no todo lo que es, podemos decir que es. Hasta hace muy poco, esta idea la habría desechado por pretenciosa. Con los años, me resulta premonitoria de lo que ha ocurrido. Solo pensar que la voluntad es la brújula correcta de nuestro comportamiento es absurdo y con un poco de tiempo falso. Es obvio que todos nuestros actos fueron voluntarios, pero su resultado dejó mucho que desear.

En esta idea perversa y romántica la posibilidad del error, la maldad o el arrepentimiento está descartada desde el principio. En el pasado había un consenso sobre nuestra capacidad para hacer el mal. Es ingenuo olvidar que los gobernantes poseen debilidades como cualquier humano. Ellos tienen sueños, deseos e ilusiones y están dispuestos a poner medios para alcanzarlos. ¿Son malos intrínsecamente o hay que limitarlos porque afectan a terceros? Si afectan a terceros, ¿es razonable oponerse a sus designios o hay que dejar hacer?

La izquierda asume con naturalidad que el daño colectivo debe ser aceptado si el líder, identificado como progresista, actúa en el ejercicio del cargo. Esto deja un margen amplio de actuación a Rusia y a China; aunque genera incomodidad con Irán. Da igual la política energética, la de seguridad o el cumplimiento de la ley, porque en el fondo nuestra voluntad, nuestros deseos son puros.

Aquí es donde debemos parar. Lo siento por la derecha, por el centro y desde luego por la izquierda. La voluntad no puede regir nuestros destinos y menos el de los países. Explicar por qué sería agotador y probablemente ilegal con la nueva legislación española, pero deberíamos pensar dónde están los límites. No todo lo que podemos hacer es inteligente hacerlo, ni todas las cosas dichas merecen ser expresadas.

Vivimos en una época donde exigimos que no se hable de lo que nos irrita, que no cuestionemos nuestro estilo de vida y que por supuesto, el Estado pague nuestros deseos. Esta dinámica es perjudicial a corto plazo, suicida a medio e insostenible a largo. Solo desde la humildad política podemos asumir que hay que retirarse, porque solo desde la libertad responsable existen sociedades prósperas. Me temo que no lo queremos. Tener miedo es lo que significa ser esclavo.

ARCHIVADO EN: Política, Irán, China, Rusia