Hoy va de políticos ejemplares. Ya saben que el Tribunal Supremo ha dicho que la cuarta parte de las clases en las escuelas catalanas debe ser en español. No es un gran porcentaje pero a la distorsionada política catalana le parece una opresión. Para el conseller del ramo el TS puede decir misa que él ya ha escrito a los profesores diciendo que nada de cambios, que no se preocupen que para comerse algún marrón por desobedecer está él. ¡Faltaría más! Lo dice el miembro de un gobierno que reclama constantemente democracia y libertad para votar. Lo de cumplir sentencias no es democrático porque lo digo yo y…punto. Por no hablar de lo barato que resulta marginar de la vacuna a los miembros de las cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y privilegiar a los mossos. Pero hay otro ejemplo interesante. La rajada de Yolanda Díaz sobre la pandemia. Ahora dice que ya lo veía venir antes de que el Gobierno del que forma parte se enterara de nada pero que nadie la hizo caso. Aunque lo dejara por escrito. Cualquiera diría que si tú denuncias con tiempo una calamidad que la ves venir, no te hacen ningún caso, la calamidad llega tal y como tú la habías anticipado, causa miles de muertos, pues lo lógico es irte. Dando un portazo o con la cortesía que se le supone a un ministro, pero te vas. Pero ya saben que no se fue nadie en aquellos días aciagos y ahora que la protagonista se está construyendo un personaje para disputar las elecciones como representante de la izquierda pata negra no es probable que vaya a renunciar al trampolín mediático de la Vicepresidencia del Gobierno.

Y estaba yo con estas reflexiones cuando me llega la notificación de una multa por exceso de velocidad en la travesía de un pueblo vizcaíno por el que paso cada vez que voy a Cantabria. Aunque la denuncia está documentada (parece que aviesamente escondido había un radar) y tampoco es tan importante estoy tentado de desobedecer al Gobierno vasco que es quien se ha dirigido a mí. Al fin y al cabo quien es el Gobierno vasco para decirme a mí, que no soy vasco, que he transgredido el límite de velocidad en una de sus carreteras. Se lo voy a decir a Mañueco para que me ampare aunque… casi mejor pago y me callo que no soy político para que me salga barata la desobediencia.