René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


Arte en peligro

15/11/2022

En las últimas semanas un grupo de irresponsables -nacionales e internacionales- ha querido llamar la atención sobre la gravedad de la situación de nuestro entorno natural poniendo en peligro algunos de los iconos del arte mundial. No les oculto que un escalofrío me invadió cuando vi cómo dos muchachas, que Dios confunda, ponían en riesgo dos pinturas que se presentan como claros símbolos de la cultura española y lo cerca que estuvieron de poder cometer acciones irreversibles. Los daños se limitaron a los marcos que evidentemente, en este caso, también son obras de arte. Obviamente, no espero una rectificación por parte de las agresoras, a las que deseo se les impongan los castigos que la ley disponga sin paños calientes. Pero sí me hubiera gustado mayor sensatez por parte de algunos de sus compañeros preocupados por el calentamiento global que no solo no han condenado esta acción sino que la han justificado. Me pregunto qué dirían estos grupos de hombres y mujeres, implicados en la defensa de la tierra, de un grupo de activistas artísticos si para defender la conservación de nuestro Patrimonio encendiera una hoguera en un bosque para así llamar la atención.

Creía que en un mundo como el nuestro, cada vez más culto y sensible, había otros medios de reivindicar nuestras ideas sin la necesidad de acudir a prácticas que creíamos superadas y que inauguraron personajes como la sufragista y feminista Mary Richardson cuando atacó y rajó, con varios cortes, a la Venus del espejo de Velázquez en 1914 en la National Gallery de Londres. O cuando en 1972 Laszlo Todt agredió con extrema violencia con un martillo La Piedad de Miguel Ángel en el Vaticano, dañando partes significativas del conjunto, por citar dos emblemáticos casos.

Quiero trasladar mi solidaridad a los responsables de los museos que con los medios que tienen y a pesar de su gran celo, que es mucho, no pueden prever todas y cada una de las situaciones de riesgo. Sé que sus gabinetes de crisis están intentando adelantarse a nuevos acontecimientos y la respuesta a ello será la de multiplicar las medidas de seguridad que harán más lento y complejo el acceso a los grandes centros museísticos. Todos salimos perdiendo.