David Hortigüela

Tribuna Universitaria

David Hortigüela


Dignificar la profesión docente

15/11/2022

Tradicionalmente, y no hace tanto tiempo, se le otorgaba un respeto y una elevada importancia a la profesión docente. Esto, desgraciadamente, ha cambiado, siendo habitual convivir con situaciones diarias de falta de respeto al profesorado por parte de los estudiantes (con agresiones verbales e incluso físicas), falta de apoyo de los padres y madres, pérdida de condiciones laborales, exigencia burocrática, carga legislativa, desamparo administrativo…Además, mediática y socialmente, tampoco se le suele apoyar demasiado a este colectivo. Este deterioro sufrido en los últimos años, directa o indirectamente, nos afecta a todos y a todas.

Solemos ser de memoria corta, y parece que ya se ha olvidado el esfuerzo titánico que el profesorado tuvo que hacer en la pandemia, adaptando medios, recursos, e hipotecando horas, muchas horas, para que los estudiantes pudieran seguir recibiendo clases. Ahora trabajando con una nueva Ley, sin apenas asesoramiento y con una elevada incertidumbre, cuyos decretos autonómicos fueron publicados en algunas comunidades autónomas, como Castilla y León, con el curso escolar comenzado desde hace un mes. A veces es tanta la presión y la carga burocrática, que parece que lo más importante, que es enseñar y educar a todos nuestros niños y niñas, queda en un segundo plano. 

Sin embargo, escuchar que los docentes viven muy bien o que cómo van a quejarse con tantas vacaciones, suele ser un comentario muy recurrido. Y es verdad, el colectivo docente vivimos bien, ¿acaso no tenemos derecho a hacerlo? En muchas ocasiones se olvida que el trabajo del profesorado no solamente es impartir docencia: guardias, reuniones, formaciones, preparación de clases…Esto no consiste en 'fichar' a la salida del centro y hasta el día siguiente. Los problemas, que en la escuela son variados, no solamente tienen un carácter didáctico, sino también emocional (los más importantes), que cada docente se lleva a casa todos los días. Otro elemento de infravaloración a la profesión docente se encuentra en la media de nota de corte de acceso a la carrera, cuando escasamente supera el 5. Precisamente, tendría que ser de las titulaciones con una media más alta, ya que ¿acaso existe una profesión con mayor responsabilidad humana y social que la de un docente? 

Es vital dignificar de nuevo la profesión, remar todos en la misma dirección, apoyando y valorando el principal medio de avance y transformación social a través de aspectos tan denostados como la reflexión y la crítica constructiva. No se nos puede olvidar que todos somos hoy en día lo que somos, y cómo somos, en gran parte por la influencia que ejercieron en nosotros los docentes. En este sentido, no hay posibilidad de incorporación de nuevas metodologías o enfoques pedagógicos si se carece de lo más básico, el respeto y por qué no, la admiración al docente.

Quizás sea un poco romántico, y me niego a dejar de serlo, pero soy un fiel creyente del rol del docente como uno de los pilares básicos para ser una sociedad más empoderada, equitativa y justa.