Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Salud y democracia

15/11/2022

Que el mundo es un lugar inhóspito lo han cantado los bardos desde el comienzo de los tiempos. Quien dice inhóspito dice injusto, inmoral, cruel… La democracia, ese sistema que permite la convivencia pacífica de contrarios ideológicos desde el respeto mutuo y la defensa de los derechos humanos, es justamente el mejor y mayor intento de la humanidad por hacer del mundo un lugar más amable. Sin embargo, que la democracia está en verdadero peligro lo dice hoy hasta el presidente de los Estados Unidos.

La macromanifestación que recorrió este domingo las calles de Madrid ha sido un hecho memorable en la defensa de un bien colectivo básico y nivelador, un principio constitucional -art. 43- y un Derecho Humano -recogido en la Constitución de la OMS-. Desde la reinstauración de la democracia, los españoles hemos asumido, indubitablemente, la Sanidad Pública como pilar básico de nuestra sociedad, y con profundo orgullo. Al menos, hasta ahora.

Sin entrar en la vergonzosa guerra de cifras por los asistentes -muchos más de medio millón a tenor de las imágenes aéreas-, las declaraciones que a Isabel Díaz Ayuso le ha merecido la protesta en defensa de la sanidad pública han sido bochornosas, indignas, completamente faltas de espíritu democrático. Los ataques personales, la criminalización de los sanitarios, la invocación a supuestas tramas izquierdistas muestran a la presidenta de la CAM como un personaje fanatizado, estulto, incapaz de escuchar a la calle, de comprender lo que está en juego. Las acusaciones de que era una manifestación política sorprenden, ¿qué creía que era, un musical de Disney?

¿Todavía no se ha enterado de que todo proyecto de convivencia social es un proyecto político? ¿O cree que los madrileños no saben que el recorte y desmantelamiento de la Atención Primaria, de la Sanidad Pública es, también, un proyecto político, el del PP -neoliberal, clasista, trumpista-? Tratar de distraer invocando no sé qué comunismo, su inculto negacionismo climático, ¡rescatar a ETA!, no oculta a la ciudadanía que ella, y al parecer todo el PP, entienden la sanidad restringida y como negocio, no como servicio público. La calle, con una terrible pandemia a sus espaldas, le está hablando de humanidad, de la salud colectiva, de necesidades compartidas, pero también de respeto democrático, de un país para todos y no solo para los de la cuerda. 

Aquí, como se ve, también está la cosa en peligro…
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