Alejandro Sarmiento

Cuerpo a tierra

Alejandro Sarmiento


Pegar el morro

10/11/2022

Hace unos cuantos años que vengo notando en nuestra sociedad la falta de un elemento clave para la buena forma psíquica de los ciudadanos. No pretendo un devaneo literario sobre la demencia de nuestro tiempo, pero creo que cualquier persona que conduzca por vías urbanas de sentido único a 30 kilómetros/hora constatará fácilmente que lo que nos falta es sentido del humor. Es lamentable, pero es así.

Hace unos días unas activistas de la organización Futuro Vegetal pegaron sus manos a los marcos de los cuadros La maja desnuda y La maja vestida, de Francisco de Goya sin que afortunadamente ni las obras, ni las manos, sufrieran daño alguno. Sentenció Marta Rivera, esa señora que era antes muy de Ciudadanos y ahora es muy de Ayuso que «no se puede poner en peligro el patrimonio cultural como medio de protesta». Sin embargo, creo que los activistas de toda índole han encontrado un filón que deben llevar un paso adelante. Pegarte a lo que te disgusta, o mejor aún besarlo -pegando el morro, pero en seco- para llamar la atención. Es lo que hizo Judas con nuestro Señor, Irene a Pablo o Piqué a Shakira. 

Esta iniciativa sí debiera ser objeto de subvención, aplauso e impulso. Son muchas las personas que se están organizando para poner sus castos labios en esas puertas de madera de la catedral protegidas por la estulticia. Incluso hay un rosario de organizaciones vecinales que quieren pegar sus bocas a la necrópolis con ventanas que se está perpetrando en el Solar de Artillería. Los niños, los primitivos, y las activistas vegetales pegan sus manos con vocación de posteridad y para llamar la atención sobre lo evidente. Qué barbaridad de edificio, no creo que ningún comprador contemporáneo pueda visitar el piso piloto sin que se altere su ritmo cardíaco. Merece un beso de Artillería. 

Los grandes activistas nunca pretendieron justificar sus acciones, pero todos las comprendemos. Para protestar jamás necesitaron el apoyo de los teólogos. A mí lo que me asusta no es que dos muchachas se peguen al marco de un cuadro, sino que a esta sociedad dormida le dé igual que noviembre sea abril, que lo importante no sea lo que se defiende sino quien lo defiende y que permitamos que de nuevo donde debiera ir al lado de un parque verde, una edificación amable, de nuevo se nos castigue con el barbarismo. ¿Ese proyecto sería posible en otra manzana? Ay. Se ve que los trabajadores no tienen tiempo para el activismo. Cuando todo es indiferente, la vida de los hombres y las ciudades se estancan en esa terrorífica enfermedad que es el aburrimiento puro. En todo caso, sigamos el consejo: Peguemos las bocas, será una emocionante aventura que, al menos no dejará resquicios para el hastío, el vómito y la indiferencia.

ARCHIVADO EN: Ciudadanos, Shakira