Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Ranger de Texas

17/11/2021

Hace un par de semanas acudí a uno de los centros comerciales de la ciudad. Como soy un tipo de costumbres, si voy a comprar aparco en una zona más o menos cercana a la rampa por la que bajaré, seguramente, con el carrito con la compra. Si voy a hacer uso de algún restaurante o similar, procuro aparcar en otra zona, cerca de la puerta por la que saldré. Así soy yo, a veces exasperantemente previsor. La cosa es que, en esa ocasión, no iba a comprar, así que me dirigí hacia las plazas en las que suelo aparcar cuando no voy de compras. Y allí me encontré con algo que no es poco habitual, lamentablemente. Una furgoneta pick up, de esas que antaño atribuiríamos a Walker, el Ranger de Texas, aparcada de manera casi geométrica, repartida casi por igual entre las cuatro plazas distintas que ocupaba. Me llamó la atención porque era una furgoneta grande, pero no tanto como para no caber en una de las plazas delimitadas en el suelo.
Como había llegado un poco pronto y me tocaba esperar, me quedé en mi coche, esperando, escuchando la radio, mirando el móvil, en fin, haciendo tiempo. Y ahí estaba cuando se aproximó un sujeto, bastante anodino, la verdad, con su carrito de la compra. Las luces de la furgoneta lucieron al abrirla con el mando. El tipo en cuestión cargó todo lo que había comprado en el interior por una de las puertas del vehículo penosamente aparcado. Cuando acabó, cerró la puerta, dio la vuelta al vehículo, abrió la del conductor, arrancó ruidosamente y se fue. Por supuesto, el carro del supermercado quedó abandonado en mitad de tierra de nadie, ni en una plaza, ni en la carretera, ni por supuesto en ninguna de las montoneras de carros que había en aquel parking.
El tipejo de marras salió quemando rueda, saltándose un ceda el paso, haciendo con ello frenar a tres coches que circulaban correctamente por su carril, dio dos vueltas a la rotonda de salida del centro comercial chirriando rueda como si fuera Vin Diesel y se marchó. El ruido del motor se desvaneció mientras yo, allí sentado, pensaba que, aunque habitualmente no compartía la creencia popular de que llevar un coche grande oculta grandes carencias, en este caso sí. Y no solo físicas, me atrevería a decir. 
                              @VladimirConV

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