Abatidos como estamos por tanta pesadumbre y por tanto dolor, entre esquelas prematuras de personas con las que un día compartimos afanes y noticias ominosas que nos participan el sufrimiento solitario de amigos y familiares, nos cuesta reparar en que a nuestro alrededor, incluso en tiempos tan inhóspitos, todavía palpitan historias llenas de vida y de humanidad. Una de ellas es la de Joana Conill, hija de un exvicepresidente de la Diputación de Barcelona torturado y encarcelado en Burgos en los años 60 por enfrentarse a la dictadura franquista, una mujer sensible y obstinada que hoy culmina un largo proceso de indagación personal entre los mismos muros donde su padre permaneció diez años encerrado.
Jordi Conill, condenado a una pena de muerte al cabo conmutada en cadena perpetua y fallecido cuando nacía el siglo, nunca quiso relatar a su hija los padecimientos que le acarreó su compromiso político, ni las privaciones que hubo de arrostrar durante su larga reclusión en la penitenciaría burgalesa. Apenas le habló, para saciar su curiosidad infantil, de la pequeña peripecia de una cigüeña herida a la que el cariño de un grupo de reclusos logró devolver el vuelo. Siguiendo la ruta de aquel pájaro como único indicio, Joana ha reconstruido la biografía de su padre en un documental íntimo, sencillo y emocionante, La cigüeña de Burgos, que se estrenó hace unos meses en la Filmoteca de Barcelona y cuya presentación en nuestra ciudad está prevista para la próxima primavera.
La película se despide con un pausado plano panorámico del penal burgalés, al que Joana no pudo entonces acceder. Pero el arte, y el amor, activan en ocasiones un efecto expansivo de consecuencias insospechadas, y ocurre que esta mañana, por invitación de un grupo de internos de la prisión de la barriada de San Juan Bautista, Joana podrá recorrer el mismo patio carcelario que su padre midió paso a paso durante años y del que nunca quiso contarle gran cosa, acaso para protegerla de una realidad opresiva. Y le será dado cerrar un viaje circular que transita del pasado hacia el presente y se proyecta hacia el futuro, para voltear al fin una de esas páginas del formidable libro de la memoria colectiva que solo pueden dejarse atrás de forma cabal tras ser leídas y comprendidas. Bienvenida a Burgos, Joana.