Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


Arruinando la estadística

10/05/2022

Confieso que viví en el Bernabéu los tres últimos partidos de Champions que han pasado a la leyenda arruinando las más respetadas leyes de la ciencia de la estadística. Las posibilidades de que el Madrid ganara en el minuto 88 del partido contra el City no llegaban al 1%. Posible, pero muy, muy, muy… improbable. Contra lo habitual en ese estadio ningún espectador abandonó el campo, todos tensos en el asiento confiando en ese menos del 1%. Fue curioso el partido, como lo habían sido los dos anteriores con el PSG y el Chelsea. 

Desde el primer minuto la tensión ambiental era máxima, se notaba en el público y, sobre todo, en los 22 jugadores atenazados por la exigencia de no cometer un solo error. Cuando llegó el gol del City la tensión entró en reflujo, la de los jugadores y la del público, como si la obra hubiera concluido. Pero cuando llegaban los minutos finales volvió esa tensión al ambiente, como advirtiendo que despertaba la caprichosa magia del Bernabéu. 

Llegaron los dos goles del empate y con ellos el derrumbe de la atención de los jugadores azules. Quizá el equipo más y mejor entrenado para controlar, para trabajar en equipo, para una presión asfixiante arriba y un repliegue inmediato, se trasformaba en un grupo de jugadores atacados por la inseguridad y el miedo. Quizá por eso llegó el penalti y la derrota. Y con ello el delirio de una afición que esperaba que ocurriera, que desdeña la estadística y confía en lo imposible. 

El fútbol es algo extraño, depende de variables incontrolables. Responde a una lógica que lleva a que gane el que mejor juega, pero no siempre; aparecen cisnes negros, resultados muy improbable. Y entre lo improbable cuenta que suele ocurrir más en unos lugares que en otros, más en el Bernabéu que en otros campos. ¿Porqué? No hay explicación, ocurre y punto. La fe es creer en lo que no vemos. No diré que el Madrid sea una religión, pero es obvio que tiene algo raro, que desborda la estadística y va más allá de la competición para convertir en espectáculo esos extraños minutos finales de los partidos importantes.