María Albilla

Plaza Mayor

María Albilla


Besos robados sin música

03/07/2020

Y ahora sí que sí ha empezado el verano más atípico de nuestras vidas. Quizá sea el mejor, quién sabe. En septiembre, pandemia mediante, me lo cuenten, oiga. Y va a ser el más atípico porque, ¿qué es un verano sin verbenas? Cierto es que hace años que yo no las disfruto cómo antes, pero creo que el bicho, que nos ha robado el mes de abril, de mayo y de junio y este paso algún otro, les va a robar mucho más a los jóvenes que ya tendrían que tener tachado a estas alturas el calendario con todo el santoral del pueblo de su madre, de su padre y de su tía Paca y alrededores para no faltar a una fiesta popular.
«¡Ay, hija, si pareces una almendrera!», me decía mi madre, año tras año, fiesta tras fiesta, día tras día de verano en los que siempre aprendías algo nuevo. No digo bueno, ni digo malo... solo nuevo. Eso sí, qué tranquila hubiera estado mi santa progenitora este año sin estar pendiente de en qué pueblo estará la niña o con quién volverá a casa la muchacha.
Los jóvenes tendrán que reinventar las noches del ¿mejor? verano de sus vidas. Espero que el I+D rural vaya más allá de hacer botellones en las bodegas porque, es lo que tiene, no suelen dejar recuerdos. Y los recuerdos de una noche de verano son los de los besos robados de un amor eterno o fugaz como el buen tiempo, son las risas hasta que te duele la tripa con esos amigos que, pase lo que pase, siempre vuelven. Es el dolor de pies de no haber parado de bailar durante unas horas que vuelan y es dejarte la garganta con cada canción de una verbena. Canciones que aún hoy recuerdas y que cada vez que las escuchas, suenan al verano de tu vida.
Sirva la melancolía para dar paso a la pura realidad y hacer un sentido homenaje a todas las personas que se encargan de poner música a nuestros veranos. Les echaremos de menos.