Carla Martín

Plaza Mayor

Carla Martín


Somos mu tontos

29/04/2020

Se me había olvidado cómo suena el llanto de un niño. El domingo escuché unos cuantos. Escuché a los vecinos conversando de un balcón a otro, escuché pequeños riendo, el ruido de los patinetes, de los balones golpeando la pared. El domingo escuché vida por primera vez en 43 días.
Una de las cosas que más me impresionó de la llegada de la pandemia fue el silencio. El silencio de los coches en los garajes, de las persianas bajadas y de las personas que caminaban calladas. Me impresionó porque esos no éramos nosotros. No era mi calle, mi barrio, mi ciudad. Escuchar, el domingo, las voces de los vecinos, el ruido de los patinetes y de los balones, las risas y los llantos de los niños me devolvieron la vida. Y me la quitaron. Me la quitaron los innombrables, los irresponsables que, cumpliendo con todas las expectativas, demostraron que somos mu tontos.
Llevábamos días escuchándolo, una y otra vez, «no puedes hacer esto». Pero nuestro destino estaba escrito. Solo los tontos creen en el destino. Nuestro destino era salir a la calle y hacer lo que nos diera la gana. Qué bien se nos da. Nuestro destino era pasar de los 1.722 contagiados que había, en Burgos, aquel fatídico día. Pasar de los fallecidos, de los hospitalizados. Nuestro destino era llenar de ruido El Espolón, las plazas de los barrios, las calles anchas y las estrechas. Nuestro destino, lamento decirlo, es volver a repetirlo. Lo hicimos hace tres días y lo volveremos a hacer en otros tres. Porque somos tontos y no nos enteramos. No nos enteramos de que esto es serio porque a nosotros no nos gustan las cosas serias. Nos gusta el cachondeo. ‘Salir, beber, el rollo de siempre’, hacer el ridículo, lamentarnos y volverlo a hacer.