Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


¡Oiga, el del bar, aquí!

08/06/2020

Seguro que lo echaba de menos: entrar al bar a estar un rato tranquilo. Tal vez, para hacer una pausa en el trabajo, o para desayunar lo de siempre. Puede que para tomar el café de la tarde, o esperar a alguien.
Hoy, después de tanto tiempo, ha podido escuchar el silbido de la cafetera y, tal vez, ni siquiera ha necesitado pedir porque el camarero o camarera sabe perfectamente lo que quiere, aun lo recuerda. Ha oteado en la barra y ha visto el diario y lo ha cogido. Ritualmente, lo ha colocado en una mesa junto a la taza del café y su platillo, y mientras ponía azúcar ha ojeado la portada. Con las últimas vueltas de la cucharilla ha pasado de página y aquí nos encontramos, aunque sea porque lo he llamado a gritos con el titular.
Seguro que lo echaba de menos, no a mí, obviamente, sino el momento en sí; el placer de sentarse para disfrutar tranquilo de algo tan arraigado en el subconsciente de muchos como leer la prensa en el bar. Una rutina gloriosa diaria, para algunos una necesidad, a la que hoy se puede volver. Puede parecer algo nimio, pero pequeñas son tantas cosas de la vida a las que ahora les damos importancia después de que nos hemos visto privados de ellas. Y esta en concreto consiste en estar en un lugar público, rodeado de gente, pero haciendo algo tan individual y, de alguna manera, privado como es leer. Y pasar hojas con parsimonia, entre sorbo y sorbo; detenerse en el reportaje que habla de tu barrio o responder al saludo de alguien que acaba de entrar. Es estar consigo mismo y con muchos al mismo tiempo; crear una especie de hueco en el tiempo en el que uno se regala sosiego.
No le entretengo más, le dejo que continúe con su ritual recuperado. Afortunadamente este periódico ha retomado también cierta normalidad y ya no es una sucesión de noticias inquietantes sobre la pandemia. Han vuelto esas otras pequeñas cosas que eran nuestra vida, lo importante de cada día. Disfrútelas y, ya sabe, no acapare, porque el señor de la otra mesa lo ha mirado ya tres veces como preguntándose si ha acabado ya y lo puede pillar él, que también tiene ganas. Lo puede coger sin miedo, la Organización Mundial de la Salud dice que no hay riesgo de contagio por pasarse el periódico.
Me alegro de verle, lo echaba de menos.
Salud y alegría.