Sobra literatura y falta voluntad política. Esta semana se presentó en Madrid un plan de desarrollo contra la despoblación, lacra que está diezmando la mayoría de las provincias de España. Un total de 80 plataformas ciudadanas y entidades de todo tipo respaldaron un denso estudio liderado por la organización Teruel Existe, presentado en el Congreso de los Diputado con la parafernalia de los grandes acontecimientos. El informe reúne nada menos que 101 medidas para atajar el problema que sufre esa España que unos han calificado de vacía y otros de vaciada, como si respondiera a inquinas personales, cuando en realidad se trata de la deriva natural de las migraciones: gentes que buscan otros lugares en los que se les promete una vida mejor.
La inacción política en el momento oportuno hizo todo lo demás y ahora de lo que se trata es de revertir esa situación. El problema es político y solo desde la política se puede lograr el cambio de paradigma que todos dicen defender. Porque no deja de ser llamativo que en este asunto todos parecen estar de acuerdo. Curioso y mosqueante, porque si ante el problema los partidos políticos no entran al navajeo que habitualmente tanto les entretiene, solo puede ser porque lo consideran cuestión menor, o porque el éxito se mide en plazos largos, que requieren de la persistencia en el esfuerzo, y, en consecuencia, carecen de la rentabilidad electoral inmediata, el más alto valor de la política.
Las 101 medidas presentadas el martes no difieren de las que propone el Gobierno de Pedro Sánchez en el catálogo para la modernización de España a 30 años vista, trasunto del Plan de Medidas ante el Reto Demográfico formulado en 130 actuaciones, imbricado en el ampuloso Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con el que se pretende conjurar el varapalo de la pandemia, o del estudio elaborado con el mismo objetivo tres años atrás por la Federación Española de Municipios y Provincias, a su vez sucesor de otra serie de planes de variopintas procedencias de finales del siglo pasado y de los años 2004, 2014 o 2016… Si tanto folio hubiera sido redactado en los pueblos vacíos, la recuperación demográfica se habría dado por añadidura.