Rodrigo Burgos

Punto Nemo

Rodrigo Burgos


Metaverso

02/11/2021

La noticia tecnológica de la semana nos la ha traído Facebook. El gigante de las redes sociales anunciaba que cambia su nombre por el de Meta, vinculando su nueva marca con un nuevo concepto virtual mientras aprovecha para generar una denominación paraguas para su grupo de empresas. La red de Mark Zuckerberg se adelanta así en la carrera por lo que se antoja como el futuro tecnológico. El concepto Metaverso apareció por primera vez en una novela de 1992 llamada Snow Crash, y se trata de un mundo virtual al que nos conectaremos con dispositivos similares a las gafas de realidad virtual que ya se utilizan desde hace años. La interacción dentro de este universo digital será similar a la que ya se utiliza en videojuegos, pero en lugar de mundos de fantasía, viviremos una especie de realidad alternativa a nuestras propias vidas, sin movernos del sofá de casa. Este mundo paralelo basado en la tridimensionalidad es ahora mismo un lienzo en blanco, que está empezando a esbozar las tecnologías que puedan hacer real esta vida inmersiva a nivel tecnológico. Pero imagínese entrar en oficinas o salas de reuniones ficticias sin lavarse la cara por la mañana. Visitar museos, ciudades o lugares difícilmente accesibles por falta de tiempo o presupuesto. Asistir a espectáculos multitudinarios en cualquier parte del mundo, mantener relaciones personales imaginarias de toda índole, o crear cualquier tipo de empresa. Porque, precisamente, en la creación de criptomoneda basada en tecnología NFT (Non Fungible Token) y Blockchain, estará la clave del negocio. Se generarán montones de micropagos para poder moverse por esta virtualidad. Desde cambiar la apariencia de nuestra avatar o alter ego digital, a comprar cualquier bien o servicios que deseemos o precisemos. Imagino que si ha leído hasta aquí y no conocía previamente la que se está preparando, pensará que esto forma parte de un pensamiento futurista, fruto de la influencia novelesca de algún escritor de ciencia ficción, pero no, es real, como la vida (virtual) misma. 
    @RodrigoBurgosOr