Su presencia en casa era un momento emocionante siempre que no fueras tú el motivo de su visita. Hablo de cuando era un niño y alguien necesitaba una inyección. Había que llamar a un profesional. El practicante. En nuestro caso se llamaba Balbás. Aparecía con una carterita de mano en la que llevaba toda su magia. Se sentaba y desplegaba su instrumental. Una cajita metálica en la que llevaba varias agujas y jeringuillas. Una especie de pinza que actuaba como una mordaza con la que sujetaba firmemente la cajita metálica. Con una bola de algodón empapada en alcohol a la que aplicaba fuego creaba una hoguera encima de la que ponía la cajita llena de agua esperando que hirviera con las jeringuillas y las agujas dentro. Toda la operación era seguida con una atención máxima por los que estuviéramos en casa en aquellos momentos excepto el destinatario del jeringazo que había puesto tierra de por medio desde el momento mismo en que Balbás hacía su aparición. Cuando el prófugo era atrapado entonces la historia ya dejaba de hacer gracia y te solidarizabas con la víctima, normalmente uno de tus hermanos, del practicante. Puedo asegurar que hubo alguna ocasión en la que la resistencia de la víctima estuvo a punto de tener su fruto.
Todo esto me ha venido a la memoria a propósito de este asunto de los test y las vacunas y la participación de las farmacias en la gestión. Acabo de pasar por la prueba del cribado y la verdad es que la pericia de la persona encargada de recogerme la muestra ha sido máxima ya que ni me he enterado. Pero por otro lado tampoco me parece una técnica tan compleja. Quizás lo más importante sea la necesidad de utilizar equipos de protección para hacer la intervención. Si la prioridad es aliviar la carga de trabajo de la atención primaria me parece buena alternativa que se puedan implicar las farmacias en el proceso de identificar los contagios asintomáticos que acaban colapsando las ucis. Creo que estos profesionales han mostrado su disposición y saben protegerse. Estamos en modo emergencia y toda suma es poca cuando el mensaje que nos trasladan es que seguimos con transmisión comunitaria y estamos desbordados.