María Vélez

Plaza Mayor

María Vélez


Diferente por responsable

03/06/2020

En el camino hacia la nueva normalidad, con instituciones y ciudadanos apelando a la prudencia, al menos de boquilla, ser responsable tiende a aislar. Saltarse las normas, mezclarse sin prudencia en días como hoy, integra.  
Ganas de tirarse a las plazas no faltan. Consuela comprobar que seguimos prefiriendo el contacto al natural a las videoconferencias. Lo que no consuela, crispa y cabrea es ver cómo cada ojo humano mide los dos metros como se le antoja y, sobre todo, cómo lo de la obligada mascarilla es surrealista, especialmente entre los niños. Sobra decir de quién es la responsabilidad. 
Cada uno es muy libre de educar como quiera; de pensar o no que los niños ya han soportado demasiado bajo el umbral de ser posibles supercontagiadores; de tener su propia teoría sobre si las mascarillas y la distancia social nos van a salvar o no de posibles rebrotes. Pero hoy es una norma. Punto y final. 
Es complicado explicar a un niño de 7 años, tratando de ser constructivo y sin una dialéctica agresiva, que es mejor seguir el paseo que pararse a divertirse con sus amigos a los que tanto desea ver de tú a tú. En la plaza abundan los menores sin mascarilla. A casa, sin plan molón y sin integrarse. Cuesta. Mucho. Incluso abruman las dudas sobre si por hacer lo correcto una termina equivocándose. La vuelta al cole, que llegará con nuevos códigos uniformes no exentos de debate y cuestionados cada día, resulta imprescindible. La escuela es socialización. La vuelta será mejor que no ir y peor de lo que conocíamos. Las aplaudidas metodologías de grupo se caerán y la vida en el patio podría estar sometida a los turnos y a grupos pequeños. Socialización, pero siempre con los mismos. Mientras, #NoLoTiresPorLaBorda.