Hace apenas 15 días falleció, con 93 años, Selma Huxley en la localidad inglesa de Chichester. Pocos burgaleses, lamentablemente, reconocerán el nombre de esta mujer. Como mucho, algunos se preguntarán si tiene algo que ver con el famoso filósofo Adolf Huxley. Y sí, Selma estaba relacionada con el autor del libro ‘Un mundo feliz’ pues su padre era primo de este gran escritor. Pero no fue este el único gran intelectual de su familia. Se formó en las universidades de Londres y París y pasó buena parte de su juventud en Canadá, donde conoció a su marido, el arquitecto Brian Barkham, al que acompañó a España a fin de realizar un estudio sobre arquitectura vernácula. El País Vasco y Castilla fueron dos flechazos para Selma que desde entonces abrigó la idea de estudiar la actividad de los castellanos y de los pescadores vascos en las tierras del Canadá. Muerto su esposo, y tras mejorar su castellano en México, se mudó a España para profundizar en estos estudios.
Selma Huxley ha sido una de las grandes estudiosas de la presencia de los balleneros vascos en Terranova en los siglos XVI y XVII, pero también una de las pioneras, junto a Manuel Basas Fernández, del estudio del Archivo del Consulado del Mar de Burgos en las décadas de 1970, 1980 y 1990. Pasaría largas horas en las salas del antiguo archivo de la Diputación de Burgos en búsqueda de datos que le permitieran reconstruir las relaciones entre España y Canadá. Entretanto, tuvo la oportunidad de escribir la biografía de algunos grandes comerciantes burgaleses, como Diego de Bernuy, constructor del Hospital de la Concepción y estudiar el papel fundamental de los aseguradores de la Cabeza de Castilla en las campañas marítimas trasatlánticas del siglo XVI. Sus trabajos científicos internacionalizaron el conocimiento del papel de Burgos en estos campos y contribuyeron a que el Archivo del Consulado fuera visitado por muchos investigadores extranjeros. Despedimos ahora a esta gran mujer, que fue reconocida como académica correspondiente de la Institución Fernán González, con la tristeza de saber que no la volveremos a encontrar en nuestros archivos, pero con el agradecimiento de que haya contribuido a la mejora del conocimiento de Burgos y su historia.