José Manuel Pérez Ovejas

Plaza Mayor

José Manuel Pérez Ovejas


Siempre el campo

19/05/2020

Hay un actor en eso que llaman ‘tejido económico’ que no ha recibido ningún aplauso en este periodo de confinamiento y, en mi opinión, lo merece tanto como otros. Me refiero al sector agrario, muchas veces olvidado por gran parte de los consumidores. La actividad del sector primario ha sido más necesaria y decisiva que nunca desde la posguerra. Hemos disfrutado del encierro hogareño gracias al trabajo de muchos hombres y mujeres del campo que han demostrado un enorme compromiso con la sociedad para que no faltaran en las tiendas los productos agrícolas de primera necesidad. Han trabajado de sol a sol, derramando muchas gotas de sudor y escalofríos para no interrumpir el suministro. La frutas y hortalizas llegan con regularidad a su punto de destino, y en otros cultivos de ciclo anual las labores agrícolas han continuado con relativa normalidad. El cereal y el viñedo siguen su curso con la confianza de que venga una buena producción.
Los agricultores miran al cielo muchas veces: también la cosecha se puede perder por una helada tardía o un pedrisco. Es vulnerable ante causas que no podemos controlar. La naturaleza nos domina, y en algunos años el agricultor no llenará su granero ni el viticultor obtendrá la uva esperada para hacer el mejor vino. Muy poca gente repara en que el campo es muy sacrificado. Son muchas horas de sinsabores que no siempre encuentran recompensa. Ante esta situación sólo cabe resignación y fortaleza. Pero no sólo el clima determina el día a día de la vida en el campo. La tierra tiene que ser rentable. Hay unos costes de producción que en muchas ocasiones no cubren el precio de los productos obtenidos. A menudo asistimos a las protestas justificadas por la injusticia y el abuso que sufren los profesionales del sector cuando su trabajo, un sector tan esencial en nuestras vidas, no se ve recompensado. Sin agricultura no habrá futuro.