Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Mutaciones

18/10/2021

Envueltos en el alboroto provocado por la Ley Trans y el incendiario debate suscitado en torno al cambio de sexo en España, nos ha causado estos días no poca diversión que los rectores de la editorial Planeta decidan terciar en la discusión pública y hayan convertido, merced a su agudo sentido del espectáculo y al poder que procura el dinero, a la escritora Carmen Mola en tres señores de pelo en pecho. Resulta que los opulentos premios anuales que convoca la empresa han encumbrado a la misteriosa señora Mola, a condición, claro está, de que esta se aviniese a desvelar su verdadera identidad, y gracias a ello hemos sido puestos en autos de que bajo sus faldas se escondían los confesos Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, que de paso se han embolsado un cifrón de aquí te espero. La operación puede salirle redonda a Planeta si recibe respaldos tan insólitos como el de una escandalizada librería madrileña que ha decidido retirar los libros de doña Carmen de sus estantes tras descubrirse que el pseudónimo afectaba también a la filiación sexual de la autora.

Más allá de controversias de género, no es este el único caso, ni siquiera el más llamativo, de transmutación del que hemos tenido noticia en los últimos tiempos. Sin ir más lejos, en nuestro suelo bendito llevamos meses enredados en una pendencia en torno a las puertas encargadas a Antonio López para nuestra amada Catedral que ha desembocado en una estupefaciente inversión de roles: progresistas de toda la vida se han trocado en estrictos guardianes de las más rancias esencias artísticas, y conservadores a machamartillo sostienen ahora ante quien quiera oírlos que la expresión contemporánea más audaz también resulta grata a los ojos de Dios.

Es todo, claro está, una simple cuestión de banderías, como la que empuja a los dirigentes del PP provincial a mudar ahora su condición y poner cual no digan dueñas la gestión del Hospital de Burgos, después de haber tragado durante años con carros y carretas y pasando por encima del hecho incontestable de que la política sanitaria regional es responsabilidad del gobierno que ellos mismos pactaron. A lo mejor están convencidos de que su metamorfosis, como la de Carmen Mola, también les reserva un premio gordo.