Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Vida

05/05/2020

Y de repente, zas, volvió la vida. La primavera, el sol limpio tras un gran abril lluvioso casi perfecto para el campo, la cuarentena suavizada, el permiso para poder pasear sin miedo a las sanciones, los niños, las ganas de respirar en la calle...Todo se alió este pasado fin de semana para que, aunque fuera por unas horas, nos olvidáramos del confinamiento, del coronavirus, del miedo y para afrontar con más optimismo las duras etapas que aun tenemos por delante. Porque, claro, esto no ha acabado. Estamos (o eso parece) en el mini inicio del principio del fin. Nada más que en esa fase y bajo el temor de que la pandemia pueda rebrotar o retornar más adelante si nos pasamos de listos. Por eso conviene no tirar demasiados cohetes ni dar rienda suelta a las cascadas de reclamaciones y críticas que tenemos preparadas, vengan o no a cuento y nos asista o no la razón. Y por eso hay que exigir a los políticos de todo signo, a las autoridades y a las instituciones que aparquen diferencias, que hagan un frente común y que lo que tengan que debatir y dilucidar lo dejen para cuando el Covid-19 sea solo un recuerdo, un mal recuerdo. El virus no está vencido. Ni aquí ni casi en ningún sitio. Sería un error trágico e imperdonable que nuestros gerifaltes se enzarcen (aun más) ahora en broncas, en estacazos y en maniobras de acoso y derribo cuando al único que hay que acosar, derribar y derrotar es al coronavirus. Si el estado de alarma ha dado su frutos sanitarios, ¿por qué oponerse a una nueva prórroga?, ¿por motivos electorales como da la impresión que ocurre con Torra, Urkullu y Feijoó?, ¿por intereses partidistas como sucede con Pablo Casado?, ¿por tumbar al Gobierno y a ver si sacamos más tajada, según la ¿estrategia? de Vox, la antigua CiU o, depende de donde sople el aire, de ERC?, ¿por las presiones empresariales para abrir cuanto antes fábricas y negocios? Nadie duda de que la reactivación económica y la creación de empleo son fundamentales, esenciales, pero antes que todas ellas está el derecho a la vida. Quizás nos convenga recordar esta nimiedad ahora que ya estamos pensando en reaperturas, vinos, vacaciones y caminatas.