Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Sordera de mascarilla

06/02/2021

Entre las cosas malas que el desastre covid nos ha traído está la sordera de mascarilla. Todos sabemos a qué me refiero. Sobre todo las personas con más edad y menos oído. Es otra de esas anécdotas menores, pero significativas, que aunque no nos perturben nos afectan en lo cotidiano. Pasará al olvido, como tantas, y por eso la dejo aquí apuntada. Los detalles los pones tú, cada cual los suyos.

Pero lo que trasciende a esas gafas empañadas, a esa roquera crónica, a esa sordera de incomprensión, es la incomunicación. Miedos, distancias, mascarillas, geles, son, frente a su dudosa eficacia preventiva, eficaces barreras contra la comunicación. No nos vemos, oímos, tocamos, luego nos incomunicamos. La verdadera comunicación es una mezcla sonidos y gestos, de símbolos y achuchones. Si no es así no es comunicación es información, y para información ya tenemos de sobra con la infosaturación, ese abundamiento de datos, reiterativo, redundante, carente de originalidad y gracia que nos abruma. Las crónicas diarias de la pandemia son puro copia y pega, solo cambia el dato, la cifra y el susto que conllevan. Cuando lo veo siento que esa buena persona que lo firma, sea periodista, cronista o crítico, ha caído en la rueda de la estereotipia, como esos ratones que giran en su noria y nunca llegan a ningún sitio, y no puedo por menos que pensar que en el fondo les sucede lo mismo que a todos, que estamos capados en comunicación, con ojos que no ven, oídos que no oyen, manos que no tocan, y de puro informados, incomunicados. 

Pero, ojo, me acabo de dar cuenta que he caído en el vicio que critico, que lo verdaderamente comunicativo es la anécdota que cada uno puede ponerle a su propia sordera. Por favor, añádele tú un poco de gracia, una curiosidad, algo que trascienda de la sosería a la sonrisa. Y si puedes compártelo, eso sí que es comunicación.

ARCHIVADO EN: Pandemia, COVID-19