Escribo estas líneas mientras al otro lado de mi ventana sopla contra la fachada un aire de estos que hacen que uno se sienta como dos de los tres cerditos. Concretamente, como el que hizo la casa de madera, pero aún más como el que la hizo de paja. Este viento borrascoso sopla como el lobo del cuento, un lobo al que en esta ocasión la AEMET, o quien decida estas cosas, ha decidido nombrar Gerard.

Que mi cerebro hace a veces asociaciones extrañas es algo ya sabido, pero no deja de ser curioso que justo a esta borrasca, que aúlla como lobo a la luna llena, la llamen Gerard casi a continuación de la ya inmortal canción que la loba herida Shakira le ha dedicado a su ex, también Gerard. No voy a entrar en si ella tiene razón o no, en si él se lo merece o no, o en que, si vamos a setas, vamos a setas, no a Rolex ni a Twingos, que a estas alturas se ha hablado ya tanto que cualquier cosa que dijera sería llover sobre mojado. Como con lo de las borrascas.

Llega el duro invierno, en este caso, a una de las relaciones más mediáticas del país, y lo hace justo cuando el buen tiempo extemporáneo nos abandona y deja su lugar a los chubascos y quizá a la nieve. Cuando yo era niño, los inviernos llegaban antes, y los males de amores plasmados en canciones eran igual de abrasadores, pero menos mediáticos. Quizá hoy, en pleno 2023, sabemos demasiado todos de todos, y nos damos cuenta de que, para sorpresa de nadie, los ricos también lloran y se putean entre ellos. Sin embargo, el clima, sobre todo en cumbres borrascosas, sigue siendo una incógnita para todos, incluso para los más avezados meteorólogos, que ven cómo la Naturaleza siempre guarda un giro final inesperado mientras que muchas veces las relaciones humanas siguen paso a paso las reglas del culebrón venezolano, en este caso con un inconfundible tamal colombiano y un indispensable calçot catalán.

Pero no se preocupen. Por un lado, el cielo despejará en algún momento y nos dejará atisbar tímida la primavera pronto. Por otro, estos seriales son eternos en cuanto a cantidad de capítulos. Y si no lo son o aburren, siempre habrá quienes cambien de cadena, buscando otro nuevo des-falco para que no les sal-pique si llueve o-nieva.
                               @VladimirConV