Belén Delgado

Plaza Mayor

Belén Delgado


La vacuna de Shakespeare

13/12/2020

Casi un año de agónica carrera para tener una vacuna en un tiempo récord. Pues ya está aquí. Doce meses con miles de personas sacando el máximo partido a su bata en el laboratorio de pruebas y otros cientos de millones de ciudadanos opinando y especulando sobre el tema como si el mundo estuviera lleno de virólogos. Casi 365 días en los que nuestras mentes recibían cada fecha de posible vacuna como si empezaran el mañana. Y no nos faltaba razón. Mientras la economía financiera cabalgaba arriba y abajo en las bolsas en función también del optimismo de esos calendarios.

Nos ilusionamos cuando iba a estar para finales de verano. Y nos preocupamos cuando nos dijeron que no estaría antes de 2021. Y, por fin, hemos visto los primeros pinchazos esperanzadores esta semana en los centros de salud británicos, rusos y chinos. En este mundo que, de repente, ha dejado de abrazar las ideas de la globalización y ahora todos los dirigentes parecen pensar en sus fronteras y su terruño, la colaboración pública y privada mundial, el trabajo en red para tener vacunas, vuelve a ser un modelo que nos demuestra que solo la cooperación colectiva nos hará mejores. Incluso hasta puede que nos salve.

Todo esto está muy bien. Pero, después de esta conquista de la ciencia, igual toca una nueva conquista pedagógica: la de las mentes. Frente a nuestras desconfianzas y reticencias. No es que se pueda hablar de grandes movimientos antivacunas, aunque hace un tiempo ya soportamos un ridículo debate sobre las que deben ponerse a los niños. Pero se está trabajando en los futuros canales de distribución del antídoto contra el coronavirus y ya se han puesto en guardia los terraplanistas de la medicina.

Hay mucha gente que dice que primero esperará a ver qué sucede con los primeros vacunados. ¿Qué temen? ¿Que sea peor el remedio que la enfermedad? Cuando pisamos un hospital es fácil que nos apliquen antibióticos o necesitemos una anestesia antes de ser operados. Y no es el primer caso, ni será el último, de una persona que sufre una reacción alérgica y fallece en un quirófano. Entonces ¿deberíamos pedirle al cirujano que nos opere sin anestesia? El primer varón británico vacunado se llama William Shakespeare y tiene 81 años. Estoy segura de que su elección no fue una casualidad. Espero que las nuevas vacunas tampoco se queden en el Sueño de una noche de verano.