Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Insisto

01/07/2021

“También dijo que nunca habría indultos, denos tiempo”. Esa frase un tanto chuleta, de un provocador insolente, Rufián, fue directamente al mentón de Pedro Sánchez durante el debate de ayer en el Congreso en torno a los indultos. “No estamos en los años 90, no necesitamos pan y circo, dinero o hasta unos juegos olímpicos de invierno; necesitamos referéndum y amnistía”: esta es de Mireia Vehí, la portavoz de la CUP, y con ella quería agradecerle al Presidente que el Gobierno de todos los españoles se proponga apoyar (también con dinero, claro) la candidatura catalana para las Olimpiadas de Invierno.
El otro día reflexionaba en este mismo rincón del este periódico, y lo hacía con tristeza, sobre los perversos efectos que la división de los partidos españoles y españolistas está ejerciendo sobre la defensa del interés general. Se volvió a constatar ayer de modo contundente, especialmente el divorcio insoportable que mantienen el PP y el PSOE.
Ese estiércol está fertilizando los argumentos independentistas más ultramontanos y se les ve crecidos como hace tiempo que no lo estaban. Su gran fermento es la división del antagonista y su fuerza es tener un objetivo común: la consecución de la república catalana.
La cosa se va a poner fea en cuanto fracase la mesa de diálogo que el Gobierno ha engendrado como una tierra prometida. Pero carente de margen y de instrumentos (negociar sin soberanía no es una opción)  se convertirá de nuevo en una trampa fatal. Aquí la única mesa que se necesita es una en la que PSOE y PP establezcan acuerdos de bases para plantear una defensa de la España Constitucional a tenor del mandato que han recibido. Y formar un bloque compacto. Y desde ese momento, la soledad será de los que construyan muros y no de los que construyan puentes. Pero antes que nada, la casa arreglada. (Es por insistir).