Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Dios bendiga a América

27/01/2021

Adoro los Estados Unidos. Odio los Estados Unidos. Es un país que me provoca un trastorno bipolar difícil de abordar ni con medicación ni con terapia. Me enamoran sus maravillosas puestas en escena, los discursos emotivos de sus mandatarios, esa grandiosidad que aplican a cualquier cosa y que consigue convertir una aburrida excursión por la Ruta 66 en un viaje tan apasionante como el de la llegada a la Luna. Su carrera sin fondo hacia el infinito y más allá en ciencia, en cultura, en deportes… ¡Dios bendiga América!

Me repelen en igual proporción su atracción por la violencia y su amor por las armas, un racismo que no termina de supurar y ese halo de superioridad WASP (White, Anglo-Saxon, Protestan: Anglosajón, Blanco, Protestante) que tanto les hermana con los ingleses. Su voracidad por la comida basura, sus telepredicadores y sus holiwudienses sectas. ¡Dios condene América!

En esa dicotomía amor-odio me moví el día en que los expresidentes demócratas Clinton y Obama, junto al todavía presidente electo Joe Biden, se vacunaron delante de las cámaras de televisión para recibir la primera dosis de la vacuna anti covid 19. Entonces pensé en la capacidad de los norteamericanos de hacer un espectáculo de cualquier cosa, hasta de algo tan extremadamente sensible como el tratamiento profiláctico del coronavirus.

En ese debate interno me encontraba cuando a las pocas semanas de que en España se comenzara a administrar las vacunas entre la población prevista en su fase inicial, se iba descubriendo un goteo constante de personas, sobre todo cargos públicos (políticos y funcionarios) que han contado con la primera dosis del tratamiento de manera irregular. 

Poner en una balanza la forma de actuar de los cargos y excargos públicos americanos y la de los españoles, me deja muy clara la diferencia entre la grandiosidad y la miseria. Y que por poco que me guste aquella cuando se abordan aspectos como la pandemia de la covid, me quedo antes con el espectáculo de la nación del Tío Sam que con la picaresca del país de la Vieja del Visillo.  Por lo demás, que en España Dios nos coja confesados…