Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


Con gaseosa...

10/10/2022

Del camino de Villargamar hasta el Silo. De la estatua del Cid hasta el McDonald´s de Gamonal. Imaginen que tienen que medir y comparar la distancia urbana que cubre cada uno de estos dos trayectos. Supongan, además, que deben hacerlo contando con diferentes variables de movilidad. Y que la primera es la de hacer el recorrido a pie, admitiendo la velocidad media del caminante sapiens según la Wikipedia. Ochenta minutos separarían el centro de salud de Capiscol del campus de San Amaro, frente a los cuarenta, que alejarían al Campeador andante de una BigMac con patatas y refresco. Exactamente el doble. Dos veces. Lo mismo que sucedería si se compara la magnitud de ambos recorridos en bicicleta. Treinta minutos pedaleando por la ribera sur del Arlanzón. Quince, por la orilla norte. También dando por buenos los datos de velocidad media de la de Wikipedia. La tercera variable, sería medir la distancia en espacio. Siete kilómetros frente a menos de tres y medio. Otra vez el doble. La misma proporción. La penúltima variable que se me ocurre sería cotejar lo que se tarda. No en espacio. Llámenlo como quieran. En Urbanismo. Movilidad. Automóvil. Bulevar. Herzog y De Meuron. Pritzker de Arquitectura. Consistiría en medir la distancia en tiempo. Si se hace así, yo lo he hecho esta semana, se obra el milagro. Legua y media de suelo urbano consolidado en doce minutos por el Bulevar. Los mismos que consumen tres cuartos de legua por la calle Vitoria. El vial de la zona Sur, además, es de tráfico lento. Apenas una media de treinta kilómetros por hora. Y sin vehículos aparcados. Con sólo un carril privado y otro público libre por sentido. Con más superficie de aceras que de calzadas. Y el más difícil todavía, sin retenciones en las horas punta de tráfico más lento. ¡Déjame como estoy…!¡ Virgencita…! Las simulaciones de movilidad que maneja la Concejalía pronostican retenciones en el caso de procurar giros a la siniestra. Pero el señor De la Rosa, don Daniel, no tiene fe. Ha decidido no creer hasta no meter los dedos. ¡Experimentos con gaseosa, joven…! Eugenio D´Ors increpó al camarero neófito que le condecoró la levita mal aprendiendo a abrir una botella de champán contra ella. Se llamaría Daniel…