Las últimas partidas presupuestarias del Ministerio de Igualdad recogidas en su plataforma de contratación suman cerca de 30 millones de euros. Tras refrescar conocimientos adquiridos en primero de la ESO realizo una operación matemática en la que obtengo que la raíz cuadrada de esta cifra es 5.477,22. Un número muy similar al total de víctimas de violencia de género bajo protección policial en la provincia de Burgos. La práctica totalidad del montante gastado por la administración que dirige Irene Montero va para campañas de publicidad y congresos. Nada para ellas. 

Su secretaria de Estado, Ángela Rodríguez, dijo el otro día en una entrevista en TV3 que «algo tan sencillo como que tratar bien está bien, y que tratar mal está mal, no nos lo enseñan en el colegio. Aprendemos a hacer raíces cuadradas. No sé si a ti te sirven las raíces cuadradas, a día de hoy, para algo. A mí no». Yo incluiría en esa ristra de aprendizajes absurdos la formulación del agua. O incluso cualquier conocimiento de historia. Todo el mundo sabe que el descubrimiento de América está en el último puesto de la lista de temas que se discuten en las cenas familiares. Y si hay dudas, está internet. Una vez leí que en unas pruebas de acceso a Google preguntaron cuántos alfileres cabían en un autobús. Un tipo contestó: no sé, lo busco en Google. Le contrataron. 

Lo que más me sorprende de sus palabras es que a ella no le enseñaran en su colegio cómo tratar bien o mal a las personas. Porque a mí sí. Creo que desde la guardería. Si la secretaria de Estado de Igualdad no aprendió esas lecciones básicas de convivencia, tal vez no está capacitada para ostentar un cargo por el que percibe 123.000 euros al año. La raíz cuadrada de su sueldo son 350,71. O lo que es lo mismo, la mitad del número total de agresores sexuales que se han beneficiado de la ley del 'sólo sí es sí'.