Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


El siglo de Aurelio

14/11/2022

Desde temprano, en la casa de Aurelio, que vive solo y se apaña, se oye cantar a los canarios que él mismo cuida y cría. 

Hasta hace nada, aprovechando la luz de la mañana, Aurelio pintaba. Lo hacía con un estilo propio que había desarrollado a lo largo de años: con precisión de orfebre trazaba líneas geométricas o círculos que luego replicaba simétricamente y bañaba de color. Todo en su lugar preciso, así es Aurelio.

Tiene una memoria prodigiosa. En su cabeza se refugian nombres de personas que estuvieron en su vida, rincones que recorrió o comercios que frecuentó y ya solo existen ahí. De repente, del fondo de esa memoria puede brotar un partido de fútbol en una tarde de domingo, frío y barro en Zatorre. Puede surgir también una jornada de trabajo impregnada en olor a cuero y papel encuadernando en Santiago Rodríguez, o un paseo por la calle Santa Clara, cuando era niño, en el que desfilan nombres de tiendas que ya solo él recuerda en el mundo.

Aurelio cumplió el viernes 100 años y acumula todo el pasado que uno puede imaginar, pero no es nostálgico. Vive el presente, está en el mundo de verdad. En su cabeza caben todos los que le rodean y todas sus cosas: preguntará, sin olvidarse, si su hijo ha vuelto ya de viaje, si su biznieto marcó en el partido del sábado o si salió bien la ecografía de otro biznieto que está en camino.

Aurelio también piensa en el futuro, como todo el mundo. Lo hace en serio. Y se pregunta si verá de nuevo al Burgos jugar en Primera o si nacerán más crías de canario, un asunto en el que pone verdadero empeño. Y ese futuro es lo que le mueve para seguir cada día, ilusionarse, luchar... Para vivir.Es la energía que le empuja, como a cualquiera, se tenga la edad que se tenga.

Aurelio ha cumplido 100 años, de momento, y lo celebró durante dos días, compartiéndolo, básicamente, con todo el mundo que conoce. Después de tanta fiesta, puede que esta mañana de lunes le haya despertado el canto de los canarios, que quizás hayan puesto algún huevo o puede que lo hagan mañana. Y esta noche, como cada día, Aurelio se acostará esperando algo del siguiente amanecer. Felicidades. 
Salud y alegría.

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